Editorial: Mirar el futuro

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El liderazgo en toda acción humana nace de mirar hacia el futuro. Así lo hicimos hace 20 años en la primera edición de EF y así lo hacemos en la presente edición, en la cual nos preguntamos acerca de las tendencias futuras en un conjunto de campos de la economía costarricense.

El trabajo constante de escudriñar el futuro ha hecho que nuestros lectores y anunciantes nos hayan colocado en la posición de líderes de la información en Costa Rica en el ámbito de los negocios, las finanzas, la tecnología y la economía.

Efectivamente, nuestro primer editorial hace 20 años dijimos: “Nace El Financiero en una época de cambios significativos en los diferentes ámbitos de la vida del país. En el campo económico el modelo de crecimiento… gravita en una mayor apertura a las corrientes comerciales y financieras de la economía internacional”.

También mencionamos: “En el campo social, fenómenos tales como el crecimiento demográfico, el proceso de urbanización, la inmigración, la distribución de ingreso y las patologías sociales, alejan al país del concepto de una nación de labriegos sencillos”.

Hace dos décadas ya decíamos que “en el campo político, el desencanto en el sistema democrático tradicional se acrecienta. Las ideas en torno a la necesidad de la descentralización y la desconcentración geográfica y funcional, el respeto al principio de subsidiariedad, que pide al Estado no hacer lo que realiza el sector privado, exigen reflexionar sobre nuevos planteamientos y posibilidades en cuanto al ordenamientos político-institucional del país”.

En esa ocasión, el editorial propuso una agenda de cambios para mejorar el desempeño de la economía costarricense: el mejoramiento de los recursos humanos, la reconversión de las empresas, el aumento del ahorro, tanto privado como público, y la reorientación del papel del Estado para cumplir a cabalidad las tareas que le son propias.

Con una distancia de 20 años podemos mencionar que el país ha avanzado: el PIB se ha incrementado a una tasa promedio del 4,6 %, el proceso exportador y la atracción de Inversión Extranjera Directa han impulsado este crecimiento, la economía nacional logró sortear la severa crisis internacional del 2008 con buen éxito y el Banco Central ha conseguido reducir la tasa de inflación.

No obstante, Costa Rica en estas dos décadas no ha logrado avances en la disminución de la pobreza y en la distribución del ingreso, a pesar de dedicar cantidades importantes de recursos para financiar la política social. El Estado costarricense sigue desfinanciado, su déficit pone en riesgo la estabilidad macroeconómica y su escasa eficiencia no ayuda a promover la competitividad de las empresas, ni permite un mayor impacto en la equidad.

Mirar hacia el futuro es una tarea sustancial en EF. Por esta razón hemos dedicado buena parte de nuestra edición de esta semana al análisis de las tendencias para los próximos años. Desde este editorial queremos enfatizar sobre varios aspectos de nuestro futuro.

Costa Rica ha acelerado el proceso de envejecimiento de su población. Este ha sido más fuerte del que vislumbramos hace 20 años. Esto nos acerca con mayor velocidad a la crisis de los sistemas de pensiones y presagia mayores dificultades para incrementar el ahorro necesario para financiar la inversión pública y privada.

El proceso de envejecimiento significa que menos trabajadores activos tendrán que sostener a más adultos mayores. El país podrá enfrentar esta ecuación, sin reducir el bienestar de la población, si y solo si aumenta la productividad futura de los trabajadores y de las empresas.

Los empresarios tendrán el reto de innovar y de enfrentar una competencia internacional cada día más fuerte. Los acelerados cambios tecnológicos, por un lado, ayudan a reducir los costos, pero, por otro lado, cada día hacen más profunda y cercana la competencia internacional.

Desde la perspectiva económica, el Estado costarricense tendrá el reto de aportar mayor cantidad y mayor calidad de capital humano y capital físico. Esto significa aumentar la cobertura, la calidad y pertinencia de la educación. También significa que el Estado costarricense deberá suministrar infraestructura pública de calidad para complementar la inversión privada.

Desde la perspectiva financiera, el Estado costarricense –en particular, el Gobierno Central– tendrá el reto de solventar su déficit fiscal. Para alcanzar esto, será necesaria una combinación de acciones sobre la eficiencia del gasto público (hacer más con los mismos recursos, eliminar funciones poco importantes y asumir nuevas tareas) y sobre el sistema tributario: mejorar la recaudación, eliminar exoneraciones y aumentar las tasas impositivas.

Los retos económicos del Estado deberán ser resueltos con un sistema político muy complejo. Los ciudadanos son cada vez más exigentes y el sistema de partidos políticos cada vez se fracciona y desgata más. Como lo dijimos hace 20 años: urgen cambios para alcanzar una mejor representación ciudadana y mejorar la eficiencia de las instituciones públicas en los tres poderes.

Finalmente, en nuestro 20 aniversario reafirmamos el compromiso con nuestros lectores: EF será siempre una fuente de información independiente, actualizada y de análisis crítico. Mirar el futuro será nuestra tarea y este será el principal valor agregado que entregaremos a nuestros lectores.