Editorial: Oportunidad estratégica

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El turismo mundial, con todo y los efectos de la crisis de 2008-2009, ha continuado en franco crecimiento hasta superar en el 2012 el cifra de 1.000 millones de turistas y, con una tasa de crecimiento de 7% anual; se espera que para 2022 duplique esa cifra.

Es cierto también que el turismo se ha diversificado en las últimas décadas, para pasar del turismo puramente vacacional a actividades de valor agregado como son la aventura, las convenciones, la salud y el bienestar.

Costa Rica es un país que por su posicionamiento reciente en la industria se considera de alto valor agregado, pero con un enfoque principalmente centrado en la sostenibilidad, en la biodiversidad y en ofrecer un destino variado en un territorio pequeño, seguro y de fácil acceso.

Pese a los muchos defectos que los costarricenses encontramos en nuestro sistema de salud pública, el país tiene una buena fama internacional por su sistema de salud, con servicios médicos de buena calidad, con escuelas de medicina de prestigio y con una cantidad importante de profesionales graduados o especializados en universidades de Estados Unidos y Europa.

Los costos de los servicios de salud en Estados Unidos –y también en Canadá– y en algunos casos de especialidades de Europa, hacen que tanto individuos como empresas y compañías de seguros de estos países busquen cómo racionalizar los costos y recibir servicios de calidad.

La cadena de valor del sector turístico de bienestar y salud es de las más ricas, pues aparte de agencias de viajes especializadas, implica servicios de transporte especiales, médicos especialistas, hospitales y clínicas, centros de descanso y recuperación, tramitadores de seguros y lo normal del turismo: empresas de transporte aéreo, transporte local, hospedaje, alimentación y esparcimiento.

Y eso no es todo, la industria del bienestar –que incluye ambientes especiales para adultos mayores, descanso, dieta, meditación, yoga, masajes y otros similares– crece en paralelo a la industria de servicios de salud y tratamiento médico, generando toda una serie de oportunidades complementarias, que potencian aún más el gasto agregado y la duración de estadía de cada turista.

Este nuevo posicionamiento –salud, tratamiento y bienestar– promete convertirse en una importante veta de crecimiento económico y de diversificación y sostenibilidad para el sector turístico por muchos años. Como todo posicionamiento, el producto y servicio deben ser de alta calidad para ser competitivos y sostenibles, lo que implica una creciente especialización de los factores de producción y de un mercadeo y promoción enfocados.

Pese a lo logrado hasta ahora, el turismo de naturaleza y ambiente de Costa Rica empieza a recibir presión competitiva de muchas fuentes regionales y de otras partes del mundo. Nuestra ventaja como líderes es real, pero cada vez nos diferencia menos de otras opciones.

De ahí la importancia de diversificar nuestras fuentes de competitividad en turismo hacia enfoques de mayor valor agregado como salud y bienestar, educación, servicios al adulto mayor y de “experiencias” únicas por la mezcla de servicios y ambientes que se puede lograr en un país pequeño territorialmente, diverso topográfica y climáticamente, y con capital humano capaz de ofrecer servicios de alto valor a precios muy competitivos.

En buena hora el crecimiento y avance de nuestro turismo de salud y bienestar. Es un paso en firme en la dirección correcta.