Editorial Repunte portuario

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E n la era de la globalización , la competitividad de las naciones es determinada por muchos factores. Clave es la infraestructura logística, particularmente los puertos marítimos, pues es a través de ellos que un país intercambia bienes con el resto del mundo, lo que determina, en buena medida la eficiencia con que se puede manejar la economía.

Una nación que comercia competitivamente en términos logísticos beneficia a sus consumidores por medio de la importación de aquellos bienes en cuya producción no conviene participar, y a sus productores por medio de exportaciones que se distribuyen con alta productividad.

La eficiencia de un puerto depende de su infraestructura, equipo, tecnología y capital humano. Cuando estos elementos funcionan con alta productividad, se atrae al puerto más embarcaciones y, si la infraestructura lo permite, de mayor calado, haciendo aún más eficiente todo el comercio de esa nación.

Nuestros exportadores e importadores se han quejado de operaciones portuarias que por sus características y costos son poco competitivas, no tanto por las tarifas de servicio, como por el hecho de que los barcos pasan mucho tiempo en espera antes de atracar en el puerto; porque la productividad de los procesos de carga y descarga es baja, porque se paga por costos que son injustificables en términos de valor agregado al usuario y porque el calado de las embarcaciones que llegan no es el óptimo.

Pero los puertos de Costa Rica tuvieron un buen año en el 2012. En el puerto de Moín, en el Caribe, la productividad del movimiento de carga creció 16%, muy por encima del promedio regional de crecimiento portuario y también por encima del ritmo de crecimiento de las exportaciones de bienes del país. En menor grado –9%– pero aún por encima del promedio regional creció el volumen de carga en el puerto de Caldera, completando un buen año para nuestros dos principales puertos.

El desempeño es sorprendente, particularmente en Moín, dado que este puerto se vio sometido a interrupciones por huelgas y aún no se avanza en el proyecto de concesión del puerto ni en la ampliación de la carretera que podrían explicar, cuando menos en parte, el crecimiento.

Se podría especular que los sindicalistas quieren mejorar la dinámica del puerto como parte de sus esfuerzos por bloquear la concesión, pero esta ya está en marcha y no hay razón para pensar que de se puede o debe detener.

Estas son buenas noticias. Más aún si se toma en cuenta que en los próximos años, con las obras de infraestructura mencionadas, el puerto debe crecer en capacidad y productividad total, lo que estimulará la llegada de barcos más grandes y la aceleración de las operaciones de carga y descarga. Queda por mejorar el puerto de Caldera que por su capacidad limitada y condiciones no es la instalación óptima de cara a la creciente dinámica comercial de la Cuenca del Pacífico, motor fundamental del desarrollo en las próximas décadas, y con la que el país está aumentando sus relaciones comerciales.

Hay buenas noticias en cuanto a la productividad, pero aún no hay avance estructural en el desarrollo y modernización operativa de nuestros puertos. Queda pendiente avanzar en este frente para asegurar que se mantiene la dinámica del comercio global, la competitividad de nuestros exportadores y el acceso de nuestros consumidores a importaciones que mejoren su consumo y bienestar.