Editorial: Riesgos importantes

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Tradicionalmente se ha dicho que si la economía de Estados Unidos se resfría, a la de Costa Rica le da pulmonía. También a la inversa, el mayor dinamismo económico en EE. UU. se transmite a nuestro país. Esto ocurre porque nuestra economía es pequeña y abierta a los flujos internacionales de comercio e inversión y porque la nación del norte es nuestro principal socio comercial.

La economía estadounidense ha logrado, en los últimos ocho años, salir de una de sus peores crisis económicas. En particular, hay una cierta recuperación en el crecimiento de la producción y del empleo y reducción en el desempleo, tal como lo reportamos en nuestra edición anterior. También EE. UU. –con costos importantes– logró restablecer el funcionamiento de su sistema financiero.

Todo lo anterior es importante y ha contribuido al impulso de las exportaciones de bienes y servicios de Costa Rica, así como a la atracción de la inversión extranjera directa.

Sin embargo, hay aspectos de la evolución de la economía de Estados Unidos que presentan importantes interrogantes. Uno de ellos es la consolidación del proceso de crecimiento económico en ese país, el cual es débil y fluctuante. Es decir, una locomotora que todavía no toma ritmo y velocidad.

El crecimiento sostenido de la economía de EE. UU. sería una buena noticia para lograr el impulso sostenido de nuestras exportaciones de bienes y servicios. Pero posiblemente cuando esto ocurra, si es que llega a suceder, la Reserva Federal aumentaría las tasas de interés y mantendría una política monetaria de mayor contención.

Esto sería una mala noticia para Costa Rica, porque implicaría que nuestras posibilidades de financiamiento en el exterior serían menores y más costosas. En estas circunstancias se reducirían los flujos de recursos externos recibidos por el sector privado y del sector público costarricenses e implicaría posiblemente ajustes en las tasas de interés locales y en el tipo de cambio.

El otro riesgo que plantea la economía de EE. UU. para Costa Rica y, para América Latina, en general, está asociado al proceso electoral. En primer término, el debate electoral ha estado teñido de proteccionismo que puede afectar a nuestro sector exportador. En particular, el candidato Trump ha sido abanderado de aumentar los aranceles y las restricciones no arancelarias en Estados Unidos y de “renegociar” los tratados de libre comercio firmados por esa nación. La aspirante Clinton no ha llegado a los extremos de Trump; ha defendido las tesis del libre comercio, pero con algunos matices proteccionistas.

En segundo lugar, en el contexto electoral norteamericano se han propuesto medidas para evitar que las empresas realicen actividades productivas en el exterior; esto con el supuesto objetivo de proteger el empleo local. Si esto prospera se pondría en riesgo la atracción de inversión extranjera de países como el nuestro.

En tercer lugar, la discusión electoral ha tenido un fuerte tono antimigrante, especialmente por parte de Trump, lo cual implica, además de un tema de derechos humanos muy importante, un riesgo para los flujos de remesas para muchos de los países latinoamericanos. Si bien Costa Rica no tiene una gran dependencia de las remesas del exterior, este sí sería el caso de las naciones centroamericanas, con los cuales tenemos importantes relaciones económicas.

En conclusión, a pesar de los avances positivos de la economía de los Estados Unidos en los últimos años, existen importantes riesgos, unos asociados a su próximo desempeño económico y otros derivados directamente con el proceso electoral y al diseño de sus políticas económicas de los próximos años.