Editorial: Riesgoso rescate de Racsa

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Después de años de un pulso sin sentido entre el Gobierno Digital y el Ministerio de Hacienda por el sistema de compras públicas (que la Contraloría exigió sea uno solo), los ministerios de Hacienda y Ciencia y Tecnología anunciaron la creación de un tercer sistema que reemplazará a MerLink y a CompraRed.

El nuevo sistema, Sicop, será creado a partir de MerLink y operado por Racsa. Dichosamente, para Racsa y para el Gobierno en general, la Secretaría Técnica de Gobierno Digital (STGD) se ha trasladado a Racsa.

Todo parece indicar que Racsa se convertirá en la agencia de Gobierno Digital que durante tantos años ha necesitado el Estado. La STGD ha demostrado, a pesar de no tener casa fija, que puede producir resultados.

La STGD ha demostrado ser efectiva y eficiente, tiene un tamaño mucho menor que Racsa pero un potencial mucho mayor. El Gobierno Digital es un proyecto muy grande y muy rentable. La automatización de los procesos del sector público no solo reduce los costos de las instituciones sino que mejora la calidad de los servicios ofrecidos a los ciudadanos y elimina la necesidad de trasladarse y sufrir agravios sin límites por parte de los funcionarios empoderados por los procesos de papel.

No hay duda de que la perspectiva de brindar servicios de Gobierno Digital presenta un futuro muy diferente a Racsa; sin embargo, el proyecto de unificar los sistemas de compras públicas tiene el potencial de terminar de destruir a Racsa y de camino llevarse a la STGD. Este es un riesgo real.

La decisión de crear un tercer sistema y tomarse dos años para que se eliminen los dos actuales es sin duda un camino lleno de espinas del tipo que los funcionarios de Hacienda conocen y cultivan con mucha experiencia. Nadie sabe, o por lo menos no lo han dicho, cuáles serán los cambios o arreglos que se tomarán un año para hacerle a MerLink y convertirlo en Sicop.

No es difícil imaginar que Hacienda solicite cambios inaceptables, por ejemplo que Sicop permita recibir ofertas en papel. Así se daría otra trifulca cuyo único resultado sería el atraso perenne.

Este escenario es un lujo que Racsa, el Gobierno Digital y el país no se pueden dar. Pero es un escenario bastante probable.

No hay duda de que MerLink tiene muchas oportunidades de mejora y no hay problema en cambiarle el nombre. Pero no hay ningún motivo para retrasar la implementación del sistema único de compras públicas que la Contraloría y el sentido común exigen.

Durante meses se ha insistido que MerLink no tiene conexión con Sigaf (el sistema de presupuesto contabilidad del Ministerio de Hacienda), pero eso es falso. En el 2013 la STGD contrató a PriceWaterhouseCoopers para realizar dicha conexión, la cual estaba terminada y lista para entrar en operación cuando el Ministerio de Hacienda decidió cambiar de opinión.

Urge un Gobierno Digital ágil y operativo en todo el sector público. La unión de la STGD y Racsa presenta una oportunidad que debe ser aprovechada, el pleito debe terminar, no es posible seguir gastando tiempo y esfuerzos en una disputa sin sentido. El Gobierno Digital puede ser la salvación de Racsa, pero el tercer sistema de compras públicas puede ser el fin tanto de Racsa como de la STGD.