Editorial: Un cierre de año pesimista

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Nos gustaría escribir en nuestra última edición del 2014 un editorial optimista. Pero no es posible sustraernos de la realidad de la economía costarricense que durante este año se caracterizó por un mediocre crecimiento y por el agravamiento del desequilibrio fiscal que pone entredicho el futuro del crecimiento, la estabilidad y la equidad.

El mediocre crecimiento de la producción –por debajo del 4 %–, el alto nivel de desempleo y el aumento de la pobreza nos recuerdan que difícilmente se logrará la meta de crecimiento del 6 % en el PIB sin reformas económicas para aumentar la productividad en el sector privado.

Factores externos han influido en el menor crecimiento económico. Pero también hay factores internos. Uno de ellos resulta totalmente inadmisible: parte del bajo crecimiento en 2014 se origina en la falta de crecimiento de la inversión en el sector público, lo cual ha ocurrido no tanto por la falta de recursos, sino por la incapacidad manifiesta de las entidades públicas en el planeamiento y ejecución de la inversión.

Lamentablemente, en los 10 primeros meses la nueva Administración no ha dado respuestas claras de cómo se va afrontar en los próximos años esta situación, especialmente en el campo de la infraestructura vial.

La tasa de inflación en 2014 estuvo cerca del rango que se propuso el Banco Central como meta, en este sentido el país gozó de una relativa estabilidad. Sin embargo, no nos engañemos, el aumento del déficit fiscal en el 2014 socaba la estabilidad económica futura, especialmente en caso de la ocurrencia de algún choque externo. Este podría suceder por el aumento de tasas de interés internacionales y reducción de las entradas de capital financiero asociadas al cambio de la política monetaria en Estados Unidos.

El Gobierno no ha logrado formular una política fiscal creíble. Esta es la peor herencia del 2014. Por un lado, se anunció que en los dos primeros años de esta administración la reducción del déficit fiscal se haría mediante una mejor recaudación de impuestos y por la austeridad en el gasto. Pero por otro lado, las decisiones concretas del Ejecutivo han estado en la línea de aumentar el gasto.

El Presupuesto Nacional del 2015 elaborado por el Ministerio de Hacienda y aprobado por la Asamblea Legislativa implica un fuerte aumento del gasto muy por encima de la inflación.

Una herencia que no podemos dejar de mencionar del 2014 es la relacionada con la volatilidad del tipo de cambio y el riesgo cambiario. El mercado cambiario a inicios del año mostró tendencia hacia la devaluación del colón con altos niveles de volatilidad. Esto les recordó a las familias, empresas y sector financiero, acostumbrados a la estabilidad cambiaria por varios años, que hay importantes riesgos cambiarios que deben ser tomados en cuenta.

Como aspecto positivo hay que reconocer que el superintendente general de entidades financieras impulsó con prudencia y equilibrio una nueva normativa para obligar al sector financiero a administrar de mejor forma el riesgo cambiario.

Sin embargo, una golondrina no hace verano... Asimismo, nos gustaría escribir en la última edición del 2015 un editorial optimista, pero las señales no son claras en cuanto a que vayamos a lograrlo.