Editorial: Un legado modesto

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A brimos esta edición con un reportaje sobre el legado del actual Gobierno en materia económica. ¿Qué nos deja la administración de la presidenta Chinchilla como herencia? ¿En qué condiciones recibe su sucesor la situación económica del país?

Antes de responder estas preguntas es importante tener claro dos aspectos. Primero, el desempeño económico del país no es resultado exclusivo de las políticas adoptadas por un gobierno. La situación internacional influye en forma importantísima en una economía pequeña y abierta como la costarricense. También las políticas adoptadas en el pasado afectan para bien o para mal en el desempeño actual. Segundo, el legado de la Presidenta de la República representa o resume desempeño de los poderes de la República y del conjunto de las instituciones.

A pesar de las advertencias anteriores, es importante hacer el balance de la situación económica del país para tener claro cuál será el punto de arranque del próximo gobierno.

Crecimiento y equidad. La administración Chinchilla termina su periodo con un crecimiento anual de la producción entre el 3 y 4 %. Un crecimiento mediocre que no permite grandes logros en materia de desempleo y pobreza. Más bien en el periodo de análisis hemos tenido un cierto crecimiento del desempleo y ningún logro importante en reducción de la pobreza, según el método de línea de pobreza. También en los últimos cuatro años hemos visto un aumento en la desigualdad en la distribución del ingreso.

El mediocre crecimiento económico no se puede achacar en su totalidad al Gobierno actual, porque el escenario internacional ha sido de lenta recuperación de la actividad económica. Pero sí debemos señalar que el Gobierno que termina funciones no contribuyó a la reactivación de la economía nacional. Pudo hacerlo por medio de la construcción de infraestructura, pero aunque el Gobierno tenía recursos financieros para construir obra pública, no pudo hacerlo por incapacidad en materia de ejecución.

Estabilidad de la economía. La administración termina su período con un nivel excepcionalmente bajo de inflación. Un logro importante. Aunque también es importante tener presente que es el resultado de los esfuerzos del Banco Central y de las condiciones internacionales que han permitido un alto acceso al financiamiento externo y una estabilidad cambiaria hasta enero de este año.

El Gobierno recibió un alto desequilibrio en las cuentas fiscales y legará una situación igual o peor. Se debe reconocer que el Ejecutivo intentó una reforma para aumentar los tributos que fracasó en la Sala IV por errores en del procedimiento legislativo. También se debe reconocer el esfuerzo realizado por el Ministerio de Hacienda en el último año con el propósito de plantear conceptualmente alternativas para ordenar las finanzas públicas.

En general, el Gobierno saliente fue omiso en acciones reales para recortar el gasto público y mejorar la calidad del gasto. Las instituciones siguen sin tener metas claras y medibles y sin rendir cuentas de su desempeño a los ciudadanos.

En conclusión, el legado de la administración Chinchilla en el campo económico es bien modesto.

El próximo gobierno se enfrentará a muchos retos, pero tendrá dos de alta dimensión e inmediatos: reactivar el crecimiento de la economía y ocuparse del ordenamiento de las finanzas públicas para preservar la estabilidad financiera del país.