El desarrollo (apasionado) de una sociedad

Cuando hay pasión, el país entero se mueve hacia ese fin

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Puede ser que haya estado con frecuencia fuera de las variables usadas por los economistas. Pero después de los años, me he convencido de que la pasión es un ingrediente básico del desarrollo.

Me refiero a ese sentimiento vital que nos impulsa hacia un objetivo, o hacia una persona. Cuando hay pasión por alguien, no hay obstáculos, no caben excusas, no medimos nuestros esfuerzos. Porque esa persona inspira nuestro vivir, le da contenido a las acciones, despierta nuestro vigor.

Cuando hay pasión, el país entero se mueve hacia ese fin: puede ser la clasificación para un mundial, la erradicación de residuos, la vacunación masiva, o la salida a un problema fiscal.

Cuando no hay pasión, como país, dependemos de la voluntad de un gobernante, de un ministro, de algún legislador. Si el país no se apasiona, la clasificación al mundial depende de la suerte, de las agallas de un director técnico, de las circunstancias. Sin pasión, erradicar los residuos queda dependiendo de las iniciativas de algunos de limpiar los ríos, las costas, de reciclar lo que se puede. Pero las calles se seguirán inundando.

Si no hay pasión, la vacunación se ve afectada por las motivaciones más disparatadas, por los intereses políticos, cada quien mira hacia un punto diferente en el horizonte. El objetivo depende, de nuevo, de factores tan variados como el azar o el ejercicio de la autoridad.

Y si el problema fiscal no se aborda con pasión, como país, puede ocurrir que aun si el ministro no lo hace mal, buscamos el error, inventamos números, imaginamos mesías venidos de Oriente, construimos barreras.

¿Cómo se crea pasión en un país? Es posible que sea similar a cuando nos apasionamos por alguien. El impulso vital surge desde adentro, por convicción, porque así lo sentimos, no se crea por ley. La pasión nos exige disciplina, rigor, apertura, creatividad. Si estamos apasionados por algo, nos lo repetimos como un mantra, día y noche. Y si es una pasión consciente, los ciudadanos exigimos a los gobernantes con nuestro ejemplo. No al revés.