El especulador que ignoramos

Especular, en términos sencillos, es enfrentarse al destino. Se resume en comprar “barato” para venderlo luego más caro.

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Es triste ver cómo está devaluada la palabra especular. Muy probable que lo primero que nos invoca es la imagen de un hombre gordo y ojos sangrientos, que trata de acaparar toda la fruta de la temporada para revenderla al doble o el triple.

La verdad es que especular en sí no es malo; más aún, los mercados financieros más desarrollados dependen de esta figura para su eficiencia. Una dosis adecuada de especulación es deseable para la correcta formación de precios.

Especular, en términos sencillos, es enfrentarse al destino. Se resume en comprar “barato” para venderlo luego más caro. No es otra cosa que un intento de adelantarnos a los demás. Lo cierto es que el destino está lleno de incertidumbre, de calles sin salida, pasos secretos y curvas peligrosas, a la vez que ofrece recompensas. La pregunta clave del especulador es si esos premios “pagan” los peligros que asume.

La respuesta dependerá siempre de la cantidad y calidad de información que disponga. El especulador consume horas valorando las consecuencias que pueden tener sus decisiones, las buenas y las malas. Por eso el especulador es un profesional.

Tengo de hace algunos años la duda de que a veces, cuando alguien nos pregunta en qué colocar los ahorros, colones o dólares, en el fondo lo que espera es que le contemos el secreto mejor guardado, o sea, estamos en presencia de nuestro ancestro especulador.

Lo que veo con frecuencia son personas sufriendo cuando colocan sus ahorros en dólares y el tipo de cambio más bien se desploma, o cuando invirtieron en colones, porque la tasa de interés era mucho mayor, y se dispara el dólar.

Mi consejo siempre será: especular es divertido… en la medida que sepa lo que hace. De lo contrario, el destino será implacable… y cruel.