El hábito de la mediocridad II

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Quienes elaboramos la edición de EF para esta primera semana del año, queremos expresar nuestros mejores deseos de prosperidad para todos nuestros lectores y para todos los habitantes del país, en particular aquellos en situación de pobreza.

Pero nuestros deseos tenemos que contrastarlos con la realidad. Por esta razón en la edición de esta semana presentamos un análisis de cuáles son las perspectivas económicas para el 2013, para lo cual usamos la encuesta realizada por nuestra Unidad de Inteligencia Financiera a un grupo selecto de economistas. En forma casi unánime, los encuestados piensan que la economía de este año no se comportará en forma sustancialmente diferente de 2012.

Esto no es una buena noticia, porque como decíamos en el editorial de la pasada edición, en el 2012 se acentúo el hábito de la mediocridad. Se trata del tradicional nadadito de perro, de irse dejando llevar por la corriente, sin enfrentar los grandes temas de la política pública del país.

Los economistas opinan que en el 2013 tendremos un crecimiento económico de alrededor de un 4%. Ni tan bueno, ni tan malo. Pero lamentablemente insuficiente para lograr una reducción importante y sostenida de la pobreza. Un crecimiento económico mediocre que sumado a políticas de combate a la pobreza poco efectivas, nos hace pesimistas sobre el nivel de la prosperidad en el nuevo año y su distribución hacia los grupos de menor ingreso.

No se debe perder de vista que el 2013 está arrancando con una economía desacelerada. El panorama económico mundial no es muy alentador: Estados Unidos se mantiene con un crecimiento económico débil y al borde del precipicio fiscal, Europa está en recesión y con dificultades para lograr consensos para salir de la crisis y hay dudas sobre si las economías emergentes de Asia podrán mantener el dinamismo del pasado.

Mirando hacia adentro tenemos la fortaleza del sector productivo, el cual ha sabido sortear la situación internacional y las dificultades internas.

Sin embargo, en el 2013 el país entrará en una nueva contienda electoral para cambiar a nuestros gobernantes. Esto nos lleva a dos preguntas. Primera, ¿tendremos un ciclo político económico? Es decir, ¿las autoridades usarán la política económica y social para quedar bien en el corto plazo, sin pensar en el mediano plazo? Lamentablemente, el Poder Ejecutivo en los últimos meses ha mostrado gran debilidad para enfrentar a los grupos de presión. Si por la víspera se saca el día, en el nuevo año el Poder Ejecutivo podría estar a merced de los diferentes grupos de presión y las consecuencias pueden ser funestas para la estabilidad económica, el crecimiento y la equidad.

La segunda pregunta que nos hacemos con respecto al 2013 es en torno a la capacidad de los partidos políticos para presentar al electorado propuestas realistas de cómo salir del hábito de la mediocridad. Esperamos que en la campaña electoral los partidos expliquen cómo enfrentarán la situación fiscal, cómo harán para que funcione medianamente la construcción y reparación de la infraestructura pública y cuáles serán políticas sociales y económicas efectivas para combatir la pobreza y revertir la concentración del ingreso. En conclusión, hacemos votos por la prosperidad del país en el 2013, pero estamos claros que el país dentro del hábito de la mediocridad probablemente repetirá la misma historia. ¡Esperamos equivocarnos!