ENFOQUES: El tren interurbano

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

En el Acuerdo Nacional firmado por los 9 partidos con representación legislativa y acogido por otras fuerzas políticas del país, se establece la decisión de invertir por etapas en un tren interurbano.

La idea es que opere sobre los derechos de vía existentes, con carriles de ida y vuelta separados, con 30 estaciones, algunas de ellas multimodales para que se puedan hacer trasbordos desde y hacia rutas de autobuses, tanto los de las 9 rutas “sectorizadas”, como a buses de cercanía para comunidades de alta densidad de población.

La idea es que al estar terminada esta inversión contemos con un tren rápido de pasajeros (TRP), con origen —alternativamente— en Paraíso de Cartago, Ciruelas de Alajuela y Heredia Centro. Idealmente se utilizará pago electrónico con tiquetes emitidos por máquinas especiales o por medio de un aplicación en el teléfono celular, que no solo mejora el control de las cantidades de pasajeros, sino que permite distribuir de manera eficiente las tarifas acordadas entre los diversos medios de transporte utilizados en cada caso.

Siempre será posible comprar tiquetes Ciruelas-Desamparados, Cartago-Santo Domingo, o San Pedro-Hatillo —y otras combinaciones— que implicarían un trasbordo del tren a un bus con esos destinos, mediando una sola transacción con la máquina emisora de tiquetes o el celular.

El impacto en la eficiencia del transporte, calidad de vida, productividad agregada del sistema, en la seguridad, control y otros campos será de una magnitud significativa.

Es posible combinar el TRP con la construcción de un metro o tranvías que sustituyan buses sectorizados o de cercanía, y que fortalezcan la capacidad del sistema y mejorar su servicio a las diversas comunidades. Sería un grave error no ejecutar este proyecto, pues el tranvía y un posible metro no tendrían, por sí solos, el mismo impacto. Es hora de modernizar el transporte colectivo en Costa Rica.