La respuesta a la pandemia, desde un punto de vista organizacional, impactó como pocos acontecimientos, las distintas dimensiones de la empresa.
La disrupción que produjo hizo visible y emergió las fortalezas y las problemáticas en los distintos niveles de la organización. A nivel individual: impactando el lugar de trabajo, las rutinas y hasta las tareas de cada integrante de la organización; a nivel de equipo: requiriendo equipos fortalecidos en la ambigüedad, que conecten y trabajen más unidos que siempre pese a estar a distancia; a nivel de liderazgo: –quizá una de las dimensiones más desafiadas– demandó líderes resilientes, capaces de leer un contexto diametralmente diferente, adaptándose y liderándolo casi sin margen de preparación; y a nivel organización como un todo: cambió la forma en la que trabajamos, colocando hoy en la agenda de muchos Comités Ejecutivos, las siguientes preguntas:
¿Qué mensajes deja este tiempo de pandemia?, ¿qué sigue y cómo prepararnos para liderar el futuro?, ¿qué transformación requiere nuestra organización para continuar siendo relevante?
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Acompañando a muchas organizaciones a nivel global, regional y local, visualizamos que dichas preguntas se hacen recurrentes, delinean y dan sentido a una oportunidad única de adelantarse a lo que está por venir, respondiendo a los cambios y oportunidades fundamentales que trajeron consigo el 2020 y el 2021, creando la posibilidad de reconstruirse y de potenciar a la organización para liderar el futuro.
Para responder al impacto generado por COVID-19, las organizaciones han debido cambiar la forma en la que trabajaban, impactando dónde se realiza el trabajo (trabajo virtual, hibrido y presencial), quién realiza el trabajo (nuevas coordinaciones para dar respuesta a situaciones particulares, nueva tecnología implementada, IA, RPA, etc.) y qué trabajo es realizado (cambios en la naturaleza del trabajo para dar respuesta a nuevas demandas y realidades del mercado).
Estos cambios acontecidos durante la respuesta a la pandemia comenzaron a arrojar luz a ciertos conceptos que ya se venían conversando en las organizaciones, pero que aún constituían expresiones de deseo y no, esfuerzos reales de implementación: organizaciones flexibles, equipos ágiles, estructuras “líquidas”, etc. Los últimos meses han permitido a las organizaciones hacer tangibles algunos de estos conceptos, comenzando a dar forma al futuro del trabajo.
Durante la pandemia, las organizaciones han focalizado sus esfuerzos, en mayor medida, en dar respuesta a dónde trabajamos, acomodando sus modalidades de trabajo para continuar operando más allá de la presencialidad. Asimismo, tímidamente comenzaron a explorar las dimensiones de quién y qué (quién realiza el trabajo y el valor del trabajo en sí mismo). Sin embargo, la gran oportunidad para liderar el futuro estará en continuar este proceso y plantearse preguntas en relación al cómo: ¿cómo volvernos una organización adaptable?, ¿cómo adaptar nuestra cultura a los nuevos contextos?, ¿cómo transformarnos profundamente para liderar el futuro de manera exitosa?
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ideas, innovación, negocios, (Shutterstock)
Los meses anteriores han demostrado que las organizaciones requieren transformarse para adaptarse de manera exitosa a las distintas disrupciones emergentes. Así, las organizaciones adaptables a los nuevos contextos evidencian una transformación fundamental en la gestión de su diseño organizacional, lo que posibilita a cualquier organización a operar con una mentalidad de start-up e impulsar prácticas modernas con foco en las personas, para lograr la agilidad a través de redes de equipos empoderados.
Cuando el contexto es desconocido y el ambiente está marcado por la disrupción, aquellas organizaciones adaptables que potencian su adaptabilidad y logran generar valor en ambientes cambiantes y desafiantes tendrán mayor oportunidad de liderar y prosperar en el futuro.
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Dado su impacto en la fuerza de trabajo, el lugar de trabajo y el trabajo en sí mismo, la recuperación de la pandemia COVID-19 desde una perspectiva de la organización del trabajo, requiere estrategias enfocadas tanto en acciones prioritarias de corto plazo como en una profunda mirada al futuro y a la nueva normalidad.
Estas perspectivas presentan una oportunidad única para las organizaciones de replantearse su forma de funcionar. Las organizaciones pueden verse tentadas a descartar la necesidad de cambio o imaginar la recuperación como un regreso a la manera en la que hacíamos las cosas antes de la pandemia. Sin embargo, algunas organizaciones se encuentran tomando impulso, potenciando esta oportunidad única de reimaginar el futuro del trabajo y de la organización en sí misma, anticipándose y orquestando nuevas perspectivas para liderar el futuro en la nueva normalidad.
La autora es líder en capital humano de Deloitte.