Inteligencia artificial cognitiva en las decisiones empresariales

Llama la atención la particularidad de la legalidad de las actuaciones gerenciales, financieras y comerciales que un sistema autónomo pudiese generar para una empresa.

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

La organización de los factores productivos y económicos, con el fin de crear una combinación eficiente que derive en un lucro dinerario para el empresario, consiste en la esencia misma del emprendimiento y su gestión, aspecto ligado de forma directa a la generación de conocimiento y la toma de decisiones por parte de los socios creadores de una determinada sociedad mercantil, así como de los gestores nombrados para el desarrollo del giro de negocio.

Este proceso empresarial refiere a dos ramas particulares, dados por la creación de propiedad intelectual y el conocimiento acumulable por la entidad, además de la toma de decisiones gerenciales ligadas al desarrollo de la actividad comercial, entiéndase en temas entrelazados a las finanzas, el mercadeo, la gestión de recursos humanos, entre otros.

Claramente estas decisiones, su proceso y puesta en marcha, son dados por las personas mismas que integran y administran la empresa específica, permitiendo generar una trazabilidad en la generación de derechos patrimoniales y morales que una determinada creación o decisión pudiesen conllevar consigo, los cuales eventualmente recaen y devienen sobre la entidad misma.

Ahora bien, al precisarse una inteligencia artificial como gestora de la empresa, esta debe ser entendida por un sistema de corte informático y computacional, o al menos, ligada operativamente a un determinado software y un procesamiento de programación, el cual, y basado en algoritmos de aprendizaje y analítica de datos, tiene la capacidad de aprender, tomar decisiones, e incluso, generar conocimiento y elementos ligados a la propiedad intelectual, pero todo en función de operaciones devenidas de un negocio en particular.

Cabe indicar que el uso de la inteligencia artificial como herramienta de los negocios puede ser aplicable en diversas áreas, permeando todos los niveles operativos y gerenciales de una organización, esto pues, pueden observarse sistemas ligados a temas tales como el machine learning, el análisis de datos, la simulación, entre otros. Esto puede darse desde una perspectiva táctica, ligándose a procesos como manufactura o revisión de movimientos financieros, o bien, en ámbitos de corte más gerencial, como lo son la ponderación de variables y la gestión de probabilidades para la generación de escenarios intuitivos de inversiones, zonificación de ventas, perfiles de contratación, y otros que devienen de la capacidad de simular y ponderar escenarios empresariales de acción.

En adición a lo anterior, y en un nivel incluso más alto, son observables los sistemas de toma de decisiones por inteligencia artificial, los cuales en uso de toda la información recopilada, su ponderación aritmética y cualitativa, precisan la gestión electiva gerencial, denotando ser el sistema mismo el que precisa las decisiones de índole empresarial, las cuales solamente deben ser validadas por los órganos de poder societario pertinentes, entiéndase, la junta directiva o dependiendo de la magnitud de la decisión, la asamblea de socios.

Aunque pareciera ser necesaria la aprobación final por algún órgano decisor colegiado, esto no implica que este mismo pueda otorgar facultades suficientes a un determinada inteligencia artificial, no solamente para la toma de decisiones, sino además para su ejecución, en especial atención al desarrollo y puesta en marcha de actividades operativas que sistematicen la decisión tomada.

Autonomía y alcances

Ejemplo de esto puede darse en la compra de acciones en bolsa, donde perfectamente un sistema artificial decisor, y con potestades societarias otorgadas, esté facultado de forma práctica para la compra de estos valores a través de la bolsa accionaria específica, diligencia para la cual procede a desembolsar los fondos necesarios para la adquisición, así como a la integración de los títulos adquiridos al sistema contable, esto sin necesidad de una revisión de un personero o la aprobación correspondiente, pues su programación es hecha, precisamente para su funcionamiento autónomo.

Destaca el concepto de la autonomía de la inteligencia misma, la cual parece solamente tener la limitación de su algoritmo de programación, así como de las potestades legales que los órganos societarios le otorguen, pues en esencia, para que un sistema pueda desarrollar una operación en particular, requiere una aprobación expresa de la empresa, la cual pareciera debe ser dada, al menos por la junta directiva o la gerencia correspondiente, o bien, en caso de derivar en una decisión que pudiese afectar la naturaleza del negocio o su cuantía en una medida representativa, implicaría ser necesaria la sanción por parte de los socios.

Llama la atención la particularidad de la legalidad de las actuaciones gerenciales, financieras y comerciales que un sistema autónomo pudiese generar para una empresa, las cuales, y bajo un principio de autonomía de la voluntad, al no estar expresamente prohibidas, parecen ser válidas jurídicamente, pero deben contar con las formalidades mínimas que la normativa previene, tales como tener los poderes suficientes para poder adquirir obligaciones y derechos, tema que abre el debate sobre la capacidad de una inteligencia artificial de manifestar estas características.

No obstante al ser el sistema en si mismo una extrapolación de la empresa, siendo esta una sociedad mercantil sujeta de derechos, claramente puede interpretarse su actuación como una extensión de la vida jurídica empresarial, no precisándose vicios materiales que imposibiliten su actuar en el desarrollo del giro comercial.

Sin duda la gestión de la toma de decisiones y la creación de conocimiento empresarial dado por la actuación de inteligencias artificiales, al menos en el estado de la ciencia financiera y jurídica actual, es meramente interpretativo, pero su uso no es ajeno a la realidad y es común observar las decisiones de la alta dirección ser precisadas por algoritmos cuasipensantes computacionales, tema que apertura la discusión a la definición de este tipo de sistemas como objeto o incluso, sujeto de derechos y obligaciones, en especial al ser considerados como una manifestación de la empresa misma, que en esencia es una persona jurídica con capacidad de actuar y tomar decisiones.