La inevitable alianza entre la tecnología y la práctica legal

Aunque en Costa Rica faltan avances, es esperable que pronto se asuman los avances que ya se usan en otros países.

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Podríamos basarnos en la pandemia de la COVID-19 para fundamentar que la tecnología se ha convertido en un aliado necesario para los negocios, en sus diversos ámbitos y sectores. Pero la realidad es que la tecnología, bien dirigida y útilmente aplicada, ha sido un socio de negocios desde hace ya muchos años.

No obstante, el contexto nacional y mundial actual, nos hace un recordatorio de que la ruta seguirá siendo la utilización de la tecnología para construir negocio. En el campo jurídico, hace unos 15 años, las herramientas tecnológicas constituían un elemento lejano a la realidad diaria. Algo que no era parte de la industria o al menos no estaba sumamente arraigado. Ya hoy es un aliado, y en muchas áreas, se ha convertido en esencial.

Veamos. La eficiencia y correcto manejo de tiempos, el ahorro de este, y la innovación que da pie a soluciones útiles, dinámicas y que cubren las necesidades de los clientes modernos, son algunas de las principales consecuencias de una implementación tecnológica en el ámbito legal. Ejemplos tenemos muchos: Electronic discovery (e-discovery, el cual consiste en la identificación y recolección de información relevante mediante bases de datos, para ser utilizada y presentada ante las cortes); investigaciones legales por medio de plataformas digitales y repositorios; background screenings (verificaciones de antecedentes) también vía software; revisiones de contratos, contract automation (automatización de contratos) y contract management (administración de contratos) asistidas por inteligencia artificial; y legal compliance (cumplimiento legal) y debidas diligencias realizadas también con la ayuda de tecnología. Menciono también plataformas de firmas electrónicas como el muy conocido sistema DocuSign, muy utilizado en los Estados Unidos y también fuera de este país. Se ha llegado incluso a acuñar el término de virtual legal assistants (VLAs), para referirse a muchas de estas herramientas.

Avance

De acuerdo con Robert J. Ambrogui, en su artículo “The Decade in Legal Tech: The 10 Most Significant Developments”, solamente durante el año 2018, a nivel global se invirtió en el campo de la tecnología legal la suma nada despreciable de un billón de dólares. Y, durante el 2019, la suma fue de $1.2 billones.

La realidad costarricense, de manera relativamente entendible, va atrasada en cuanto a la implementación de estas y otras herramientas. No obstante, las excusas no pueden durar mucho, al menos no en algunos de los ejemplos mencionados líneas atrás, si lo que se quiere es maximizar la eficiencia y la eficacia, al momento de brindar asesoría legal a los clientes. Esto va dirigido especialmente a las firmas legales, aunque las empresas y sus equipos in house no pueden quedarse al margen para cumplir con sus clientes internos. Centrémonos en dos ejemplos.

Cumplimiento legal

El área de cumplimiento legal ha tomado una importancia sumamente considerable en los últimos años en nuestro país. Ámbitos como la protección y tratamiento de datos personales; lucha contra la legitimación de capitales; responsabilidad penal para las personas jurídicas; la protección de derechos de propiedad intelectual, y el cumplimiento de obligaciones tributarias a nivel macro, han movido últimamente el piso de firmas legales y empresas para poder hacerle frente a sus obligaciones sea de manera correctiva o preventiva. La inteligencia artificial en el área de cumplimiento, así como debidas diligencias, es utilizada comúnmente fuera de nuestras fronteras para eliminar o atenuar riesgos, y brindar recomendaciones.

Mediante software especializados, minuciosamente desarrollados y programados, alimentados con conocimiento legal, se pueden realizar diagnósticos legales de una situación o caso concreto, para poder tomar decisiones respecto de la mejor vía a seguir, o los requisitos a cumplir según sea necesario. En algunas ocasiones, estos software toman la forma de cuestionarios detallados, que finalmente brindarán una conclusión o recomendación legal del caso específico. Conforme existan reformas legales o inclusión de normativa de diverso tipo en el ordenamiento jurídico, dichos software son actualizados.

Contract management

En el área de contract management, el escenario es similar, o incluso puede tornarse aún más complejo. Sabemos que la administración de contratos busca la correcta creación, ejecución y terminación de contratos (su lifecycle o ciclo de vida), salvaguardando los intereses de las partes, al mismo tiempo que permite reducir riesgos y optimizar el tiempo durante sus tres etapas de creación, ejecución y terminación. El reto del contract management es considerable, puesto que existirán tantos tipos de contratos y cláusulas como las partes así lo quieran y negocien.

Aquí, la inteligencia artificial cumple la muy notable función de reducir riesgos, mejorar tiempos y simplificar las etapas, y puede funcionar como un primer filtro para que departamentos o personas especializadas (abogados o no) puedan también involucrarse, en por ejemplo, la negociación contractual antes de que el documento sea firmado. Asimismo, monitorear el progreso de la etapa en que se encuentra el contrato. También, clasificar contratos según su nivel de complejidad o riesgo, a criterio de cada firma o empresa según su giro comercial, para poder ser asignado a personas con alguna jerarquía específica.

Además, es posible conocer de antemano si un negocio será o no rentable para la empresa, al proveer esta inteligencia artificial pronósticos financieros producto de la potencial relación contractual. Corporaciones multinacionales de gran renombre aplican estos sistemas, así como firmas legales fuera de nuestro territorio, y no parece descabellado pensar que esto puede y será emulado en nuestro país.

El mundo legal, especialmente fuera de nuestras fronteras, ha entendido y aceptado que la tecnología legal es un aliado. Pero también está claro que no reemplazará en su totalidad el conocimiento humano en la rama, tomando en cuenta lo cambiante y dinámico del derecho. Y eso es lo positivo: está en manos de las firmas legales y empresas, el potenciar sus labores y asesoría teniendo a la tecnología legal como mano derecha.