La política cambiaria

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Dicen que después del partido, cualquiera es un buen entrenador. Sin ánimo de generar crítica destructiva, como sector exportador podemos dar fe de las gestiones que hemos hecho desde principios del año pasado, con estudios y evidencia seria para sustentar que, en nuestro criterio, la política cambiaria que se venía siguiendo con el propósito de una estabilidad cambiaria nominal estaba equivocada. No solo estaba acumulando un proceso de depreciación no realizada con pérdida de competitividad para el sector, sino una pérdida significativa de reservas internacionales, estimada en $800 millones en el 2016 y cerca de $400 millones a abril de este año.

Aparte de la ausencia de financiamiento externo para el déficit fiscal que había ocasionado una apreciación artificial del tipo de cambio en los años pasados, se demostró que los faltantes de divisas en las ventanillas de los bancos estaban creciendo.

La venta de divisas para satisfacer las necesidades del sector público no bancario fueron satisfechas por el Banco Central con reservas, pero esa demanda no fue trasladada en su totalidad al mercado cambiario, con lo cual, se subestimó la demanda real de divisas y se mantuvo un tipo de cambio menor al que hubiese sido si la flotación administrada hubiese funcionado sin restricción.

Turbulencia cambiaria

Con la crisis reciente de las últimas semanas, alimentada por movimientos especulativos, algunos analistas han tratado de señalar, como grandes ganadores, a los sectores exportadores y turísticos, según ellos, porque hemos hecho clavos de oro en perjuicio de los pobres deudores en dólares no generadores de ingresos en esa divisa.

Nada más alejado de la realidad.

El sector en todo momento ha reconocido que si bien ha habido una pérdida de competitividad real estimada en un 30% desde el 2006, no pretendíamos ajustes de shock , o violentos, pero sí tener un objetivo de mediano plazo, vía una política de ajuste cambiario, que nos llevara a un tipo de cambio real neutro.

Si se hace un análisis objetivo e histórico, a inicios de esta administración, el tipo de cambio de venta de referencia del Banco Central de Costa Rica era de ¢561,53 y mantuvo una tendencia a la apreciación del colón hasta abril del 2016, que castigó al sector exportador con un tipo de cambio que bajó ¢ 20 para ubicarse en ¢542,23.

Con el ajuste de las últimas semanas, es cierto que ha habido una recuperación en el tipo de cambio real para el sector, hasta ubicar el tipo de cambio en cerca de ¢590, lo que significa en un periodo de tres años una depreciación acumulada de un 5%, lo cual es insuficiente para compensar la pérdida de competitividad indicada del 30%.

Nos preocupa un sistema de manejo cambiario con los ajustes bruscos y el nerviosismo que se observó en estos días.

No pretendemos afectar la estabilidad económica del país, pero siempre hemos dicho que somos defensores de una política cambiaria objetiva y que busque un objetivo de competitividad del sector exportador y turístico en el mediano plazo, para la generación de oportunidades de empleo y mejores salarios para los deciles de ingresos más necesitados de las zonas rurales del país.

Laura Bonilla es la presidenta de la Cámara de Exportadores de Costa Rica (Cadexco).