La problemática del tipo de cambio en el mediano plazo

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Estamos bajo un nuevo esquema mundial, en el cual se estará migrando a nuevas condiciones globales y locales que cambiarán el plan de acción en el ámbito económico. Posterior a la crisis mundial subprime , las economías se encontraron bajo un panorama de tasas de interés, inflación, precios de materias primas (en especial el petróleo) y volatilidad históricamente bajas. Esta situación está cambiando, y en el ámbito nacional, lo está haciendo con fuerza en el último tiempo.

La depreciación del colón con respecto al dólar es una de las variables que está cambiando con fuerza. Si bien el hecho de que la moneda se debilite o se fortalezca no tiene un resultado positivo o negativo absoluto, la volatilidad y la incertidumbre cambiaria tienen repercusiones negativas, lo que ocasiona distorsiones en los mercados y desincentiva la inversión extranjera.

El panorama

Citando al Fondo Monetario Internacional (FMI) en su reporte acerca de la situación en Costa Rica, se menciona que el crecimiento económico ha sido robusto, la inflación baja y el déficit de cuenta corriente se ha reducido, todo esto debido a condiciones externas favorables.

El déficit fiscal se ha reducido también, pero sigue siendo alto y riesgoso. Por lo tanto, la situación fiscal, junto con un entorno externo menos favorable, han ocasionado que la urgencia por abordar las vulnerabilidades macroeconómicas aumente.

Enfocando esta conclusión en el comportamiento del tipo de cambio, se puede esperar una mayor volatilidad en el mediano plazo, la cual lleve a una depreciación que no refleje necesariamente las condiciones reales del mercado cambiario, todo esto dado por las venideras condiciones internas y externas.

Hablando de condiciones externas actuales, aspectos como el aumento gradual de las tasas de interés por parte de la Fed fortalecerán al dólar.

Además, las políticas de la nueva administración, que incluyen política fiscal expansiva por medio de reducción de impuestos, aumento de inversión en infraestructura y desregulación financiera, pueden obligar a incrementos extra en las tasas.

Por último, acontecimientos recientes como la potencial “normalización” de los precios del petróleo por medio de acuerdos de la OPEC pueden llegar a dificultar las condiciones externas más.

En el frente interno, una menor oferta de dólares, el cambio de portafolios de colones a dólares y el aumento en las expectativas de depreciación han presionado el tipo de cambio y obligado al BCCR a defenderlo utilizando reservas internacionales y aumentos en la Tasa de Política Monetaria (en lo que va del 2017 las reservas han disminuido cerca de 9,5% y la TPM ha aumentado en 275 puntos básicos).

A mediano plazo

Pensando en el mediano plazo, la gran problemática fiscal podrá pasar factura a la moneda –el FMI pronostica que sin la implementación de una reforma fiscal, el déficit y la deuda pública alcanzarían el 8,2% y 66% del PIB, respectivamente, para 2022, donde herramientas actuales pueden llegar a ser peligrosas y contraproducentes para el BCCR (una disminución agresiva de las reservas que dificulte utilizarlas como defensa del tipo de cambio y una TPM que no podrá subir sin repercusiones a la inversión y crecimiento económico).

Sumando a esto, se espera que las condiciones externas sigan su nueva tendencia. La Fed tiene pronosticado, ceteris paribus , 3 aumentos más de tasas para 2018, además del continuo aumento en el precio de los commodities y políticas comerciales más proteccionistas dadas por la administración Trump.

Una problemática fiscal en crecimiento, condiciones externas más complejas y un Banco Central “con menor margen de acción”, pueden ser peligrosas para el tipo de cambio en los próximos años.

Es primordial que la nueva administración realice acciones pertinentes, empezando por la inminente reforma fiscal y prosiguiendo con acciones agresivas que disminuyan el gasto y ayuden a solventar las finanzas públicas, logrando así estabilizar la deuda pública a niveles sostenibles. Esto ayudará al país a ajustarse a las nuevas condiciones externas para poder seguir un camino de crecimiento económico sostenible, inflación controlada y volatilidad cambiaria baja.

El autor es analista financiero de Moody’s Analytics.