La selección (adversa) del TEC

Rechazar a excelentes prospectos universitarios es equivalente a construir una carretera con pésimos materiales

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Invertir en educación siempre puede ser una buena inversión. Pero si un país invierte en la educación de sus estudiantes más brillantes, el retorno de esa inversión será óptimo.

La educación pública se paga con impuestos, que en su lugar se podrían también destinar a hospitales, carreteras o aeropuertos. Por lo tanto, como cualquier inversión, merece que los recursos se dediquen, y se usen, de la forma más rentable para la sociedad.

Si por ejemplo se dedican a una carretera que nunca se termina, los ciudadanos (socios de esta empresa que se llama país) perdemos. Si el hospital no atiende pacientes, lo mismo.

La inversión de los impuestos en educación superior, por lo tanto, debiera ser dedicada no solo a las carreras que más le convienen al país, sino además a atraer a las mentes más prometedoras en esas carreras, porque ellos crearán las medicinas, las vacunas, las tecnologías y los conciertos que todo el mundo deseará.

Por eso llama en extremo la atención que el Instituto Tecnológico (TEC) haya preferido un método de ingreso para 2021 que descarta a excelentes prospectos.

El argumento de la institución fue que un sistema de cuotas era más equitativo. Seamos honestos: la naturaleza, nunca es equitativa, ni en la distribución de habilidades, ni vocaciones ni inteligencia. En la secundaria nunca me ofrecieron una beca en basquetbol, porque claramente no ofrecía mayores expectativas. Pero sí logré beca para estudiar economía.

Rechazar a excelentes prospectos universitarios es equivalente a construir una carretera con pésimos materiales, solo porque hay que darles oportunidad a todos los vendedores, por malos que sean. No solo es torpe esa actitud. Es que además supone una pésima asignación de los recursos escasos de los contribuyentes.

Debo suponer que otras universidades, públicas o privadas, deben estar haciendo lo imposible por atraer ese talento rechazado. De la misma forma que un seleccionador trataría de tener a los mejores en su equipo. ¿O será que el TEC ya no tiene ese objetivo?