Liquidez y nuevos impuestos

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La liquidez de nuestro mercado financiero está determinada por el numerario en poder del público y de las empresas del sector privado. Es el que unos y otros tienen en sus bolsillos, en las cajas de los negocios y en las cuentas bancarias y que les permite tener capacidad de compra de bienes y servicios; entre menos liquidez menor capacidad de compra y viceversa.

El Banco Central de Costa Rica (BCCR) tiene muy seco el mercado financiero, tiene en circulación menos liquidez de la requerida, por motivos de control de inflación. La gente y el sector privado tienen menos dinero a su disposición para efectuar transacciones y esto afecta negativamente el crecimiento del PIB.

El BCCR tiene sus métodos de medición de la liquidez y no los cuestiono, pero esos métodos y sus cálculos, se hacen en un escritorio por gente que devenga altos salarios y creen que el mundo entero es como el de ellos.

En el mundo real y en la práctica suceden cosas diferentes:

1. Las cadenas de supermercados han sentido desde el año 2012, una disminución en sus ventas, porque la gente ya no va a comprar tanto como lo hacía en el 2011. Y no solo esas cadenas, muchos restaurantes y hoteles también.

2. Que ante la falta de fuentes de empleo, la gente se anima a emprender iniciando alguna pyme, pero enfrentan probabilidades entre un 80% y un 90% de que muera entre el primero y segundo año de haberla fundado. En otras palabras, hay gente que abre hoy un pequeño negocio y se queda con los brazos cruzados esperando clientes, y finalmente cierra su emprendimiento con serios compromisos financieros, entre ellos, con la CCSS.

3. Antes se tardaba entre una y dos horas haciendo fila en el banco, al ir a realizar el depósito de las ventas diarias. Hoy las oficinas bancarias ya no lucen tan llenas como antes y se tarda si acaso 10 minutos haciendo depósitos.

Los tres anteriores son ejemplos de lo que sucede cuando no hay suficiente liquidez en manos del público para estimular el consumo. Hay que agregar que muchísima gente está sumamente endeudada con los bancos y con tarjetas de crédito, y eso también le quita capacidad de consumo; lo cual significa menos crecimiento económico y explica el alarmante desempleo que nos golpea.

El tema de la liquidez en el mercado financiero es monetario y puede contribuir al crecimiento de la economía y del empleo, si es suficiente para que el público adquiera lo que necesita para satisfacer sus necesidades. En la actualidad no sucede esto.

En cuanto al tema fiscal, con la eventual presentación de dos proyectos ante la Asamblea Legislativa, supuestamente para captar ¢600.000 millones (de acuerdo con lo expresado por el diputado Ottón Solís), se espera un crecimiento del PIB de un 2,75%. Y se esperaría que el PIB aumentara aproximadamente a un 6,25% en el futuro.

Sin embargo, ¿no les estarían quitando más capacidad de consumo a los trabajadores, al cobrarles impuestos entre un 10% y un 25% de sus salarios? Al quitarles capacidad de consumo cobrándoles más impuestos por un lado y estando en un mercado financiero con una política de liquidez restrictiva, por el otro, ¿no se estaría haciendo un efecto tijera sobre el numerario en poder del público? ¿No tendría eso un efecto negativo en el crecimiento del PIB?

A pesar de todo, parece que el gobierno actual, va a jugar a patear la bola para adelante sin solucionar el problema económico del país. No se trata solamente de atacar el problema por el lado de los ingresos con más impuestos; se trata complementariamente, de plantear soluciones por el lado de los gastos en todo el sector público y en toda la logística tributaria del país.

Falta mucha imaginación y creatividad para solucionar el problema fiscal. Parece que es demasiado corta la visión que se tiene, de las soluciones que requiere el país.