¿Nos desconectamos?

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Hasta ahora se ha asumido que el ‘conectarse a Internet’ es una actividad particular a la que los usuarios dedican una cantidad de tiempo y atención específica.

Hoy, para comprender el real ‘fenómeno social’ de la efervescencia online , se debe empezar por superar ese enfoque, porque resulta limitado.

Los resultados de la edición 2012 del estudio Red506, elaborado por Unimer, y divulgados por este periódico la semana pasada, son contundentes y demuestran una tendencia muchas veces anticipada.

Solo en la GAM, 875.000 personas dicen ser usuarias de redes sociales. Y entre todas las redes, una es ama y señora: tres de cada cuatro usuarios ingresa a Facebook al menos una vez al día, y en promedio los usuarios le dedican a esa red casi cuatro horas diarias (media jornada laboral). 481.000 personas, habitantes de la capital, se conectan desde su celular, y para un 27% de los encuestados, ese es ya su principal medio de conexión.

Con la explosión de la conectividad móvil aumentaron también la frecuencia y el tiempo que se le dedica a la web.

Así, la línea entre lo online y offline se desvanece. Mientras los usuarios integran su actividad en línea, con su cotidianeidad “desconectada”, algunos analistas de la tendencia insisten en el error de verlos como escenarios separados. Más que preguntarnos ¿cuándo nos conectamos? Hoy la pregunta es ¿en algún momento nos desconectamos?

La actual coyuntura lleva el sello de la convergencia. Progresivamente, la web se sitúa como el hub en el que coinciden acciones, contenidos, actividades; y la socialización que las rodea. Alimentadas en tiempo real, por la vida real.