Opinión: Costa Rica y otros mundiales

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En el particular mundo del balompié planetario, Costa Rica se convirtió en la sensación en tierra carioca. Ubicarse entre los ocho primeros equipos es obligación para las grandes potencias, pero resulta toda una hazaña para selecciones como la tica.

Ahora que ya está mermando la algarabía por su desempeño, y que la resaca por esa celebración está dando tregua, vale la pena tomarse unos minutos y reflexionar acerca de qué pasaría si el mundial no fuera de fútbol, sino un mundial de esperanza de vida, de escolaridad, de protección al ambiente o de desarrollo humano.

Según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Humano (PNUD), la esperanza de vida en Costa Rica es de 79,4 años. Si fuésemos a un mundial para determinar qué país ocupa el primer lugar en este indicador, no seríamos campeones, pero tampoco estaríamos en una mala posición: de 189 competidores nos ubicaríamos en el lugar 31. De hecho, seríamos el mejor representante en la región latinoamericana.

Aquí la gran superpotencia sería Japón. Su esperanza de vida promedio es de 83,6. Los nipones le ganarían casi que en penales a Hong Kong, con 83 años exactos.

Como lo ha señalado el PNUD, este indicador podría ser mejorado si se le diera cobertura médica al 14% de la población que carece de ella. El actual gobierno planteó que está será una prioridad durante los próximos años.

Si el mundial fuera de años escolaridad, nuestro desempeño sería mucho más modesto. Según la misma fuente, con un promedio de 8,4 años de educación formal por persona, estaríamos en la posición 88. El campeón sería Estados Unidos con un promedio de 13 años y Noruega, con 12 años, se convertiría en el dueño del segundo lugar.

En este tema Costa Rica tiene muchas cosas por mejorar: prácticamente la mitad de sus adolescentes no concluyen la secundaria y unos 45.000 niños de entre seis y doce años no asisten a la escuela.

No da para festejar

Si hablamos de desigualdad social, es decir esa brecha entre ricos y pobres, Costa Rica tendría un rendimiento que no nos pondría a festejar. Si bien no es la más desigual, esta brecha en tierra tica ha aumentado a tal punto que estamos en el lugar 78, bastante lejos de Ucrania, país que, según los datos oficiales, es el menos desigual del mundo.

Tal y como lo señaló el semanario El Financiero , la clase media tica (cuyas familias tienen ingresos diarios per cápita entre los $10 y $50) pasó de un 18% en el año 1992 a un 40% en 25 años. No obstante, el crecimiento de los ingresos de los más pobres fue menor que el incremento que favoreció a los más ricos. En otras palabras, el fortalecimiento de la clase media no ha sido suficiente para detener el ensanchamiento de la brecha social.

Aquí aparece un jugador que muchos creen debería ser llamado a salir a la cancha, aunque otra parte de la afición lo abuchea con solo escuchar su nombre. Ese jugador es la reforma fiscal.

En el campo del Desarrollo Humano, desde hace muchos años, Noruega lidera sobradamente, arrasando con quien se asome a su paso. Australia se ha desempeñado bien en un segundo lugar. Costa Rica tiene un nivel alto, pero podría mejorar. Su posición es la número 62. Selecciones como Panamá o México han tenido un desempeño mucho más exitoso que el tico, ganando muchos espacios en la clasificación.

Este indicador es particularmente importante, pues resulta una especie de combinación de factores como salud, educación y bienestar material.

Hablemos de un mundial en protección al ambiente. Aquí hay muchos subindicadores, pero si tomamos uno señalado por el Banco Mundial (cobertura boscosa), es necesario reconocer que, si bien Costa Rica no jugaba de manera destacada, empezó a hacerlo hace unos cuantos años y ahora es un equipo de respeto.

Gracias a una cobertura boscosa del 52% del territorio, estamos en el lugar 44. El primer lugar es Surinam, con un cobertura boscosa del 94%.

El buen desempeño de la Sele en Brasil 2014 nos alegró a todos, aunque, sin duda, seríamos aún más felices si jugáramos así en todos estos otros mundiales.