Opinión: Integración sí, pero ¿cómo?

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Llevamos décadas de acariciar la idea de la integración de las bolsas de valores centroamericanas sin lograr concretar un punto de partida real, semejando más una entelequia que un objetivo esencial para el crecimiento de nuestros mercados.

El tema ha contado tanto con detractores como promotores. Me sumo a los últimos, no solo porque me ha correspondido formar parte activa de las iniciativas promovidas por organismos internacionales para la consecución de un mercado bursátil regional, sino también porque a nivel internacional la prueba es contundente al evidenciar las economías de escala y el incremento en el poder y liquidez del mercado obtenido mediante los procesos de alianza, fusión o integración de los participantes fundamentales de los mercados.

En el 2000, surge Euronext producto de la fusión de las bolsas de valores de París, Ámsterdam y Bruselas, luego de la incorporación posterior de otras bolsas; en el 2007 Euronext se fusiona con NYSE Group generando NYSE Euronext, actualmente la principal plaza financiera a nivel mundial y, en el 2011, nace MILA entre las bolsas de valores y los depósitos centralizados de valores de Colombia, Perú y Chile.

La mejor ruta

El tema medular no es propiamente la integración pues constituye la mejor alternativa factible, sino ¿cuál es la ruta óptima a seguir dado el desarrollo y condiciones actuales de nuestros mercados? Es un equívoco equipar la integración con la fusión y creación de una sola bolsa; esta fase, debido a su enorme costo financiero y tecnológico no es el camino accesible en el corto plazo.

La integración en sentido amplio debe ser entendida como el conjunto de diversos vehículos jurídicos y mecanismos operativos que promueven la sinergia entre los participantes relevantes de las diferentes plazas internacionales, denomínese alianza estratégica de bolsas o depositarios, oferta pública de valores homologada, ruteo intermediado de órdenes, links bilaterales, operador remoto, jurisdicción reconocida, pantallas única de negociación o bien la fusión en sentido estricto.

Cualquier mecanismo que se adopte debe ser necesariamente acompañado por la cooperación entre los organismos supervisores y los participantes involucrados directamente en el proceso. En este contexto, la información transparente, la retroalimentación al mercado, el lenguaje técnico estandarizado y la coordinación conjunta se convierten en factores críticos del éxito de cualquier proyecto de integración.

En principio, la estrategia a seguir deberá ser determinada por los participantes del mercado, pues les corresponde evaluar y consensuar el mejor modelo a seguir. La plataforma regulatoria común y los memorándum de entendimiento a suscribir entre los supervisores acompañarán el mecanismo seleccionado.