Opinión: La historia con pruebas

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En relación con el artículo de El Financiero , titulado “La tenue huella de la Presidenta”, publicado en la edición 965, se podría haber definido diez variables diferentes pero eso es el valor subjetivo del periodista. Yo podría agregar temas determinantes a nuestro modelo de desarrollo como educación o ambiente, o tan importantes de cara a la coyuntura como las finanzas de la CCSS o tan revolucionarios como la Red de Cuido para la primera infancia y los adultos mayores, pero esto no es el tema del artículo de El Financiero .

De las variables seleccionadas, la mayoría se comportan favorablemente y cuatro quedan por debajo de las expectativas. De las seis “ buenas” (producción per cápita, inversión extranjera, exportaciones, crédito, violencia e inflación), sorprendentemente el análisis periodístico oculta logros históricos como la inflación más baja de los últimos 42 años o los esfuerzos que el Gobierno hizo para incidir en las tarifas de los servicios públicos mediante medidas de transparencia y de mayor control sobre gastos recurrentes por parte de la Aresep.

Logros como alcanzar $2.300 millones en inversión extranjera directa, creando más de 7000 empleos, más de $11.000 millones en exportaciones de bienes y servicios, que son parte de los esfuerzos del Gobierno, para el periodista se logran por razones exógenas, faltando a la verdad histórica. Finalmente, tampoco atribuyen ningún saldo positivo hacia el Gobierno por el crecimiento del crédito.

De las cuatro variables que señala como negativas, que sí se le atribuyen al Gobierno, aunque en el cuerpo de la noticia reconoce que son heredados, hay que decir lo siguiente: en pobreza, cerramos con una tendencia a la baja y, como ha indicado el Estado de la Nación, y lo olvida el periodista, los programas de compensación social han generado una mejor calidad de vida de los grupos en pobreza superando su situación en relación con las necesidades básicas insatisfechas.

En materia de desempleo, se comparan chayotes con peras que, aunque del mismo color, no son lo mismo. Se debe recordar que en el 2010 se presentó un cambio metodológico de medición y aun con esta diferencia tan importante, el Gobierno cierra con tendencia al aumento del empleo, gracias al esfuerzo realizado para atraer nuevas inversiones.

En déficit fiscal, aprobamos tres importantes reformas para mejorar recaudación y transparencia y no logramos, a pesar de dejar caer nuestro capital político, la reforma para incrementar recaudación. También fuimos capaces de contener el gasto público bajándolo al 9,4% en los tres primeros años de nuestra Administración, después que en el periodo 2007-2009 era del 22%.

Huella que no se borra

La huella de la Administración Chinchilla no puede borrarse, ni es tenue ni débil: el primer exportador de alta tecnología en América Latina y cuarto en el mundo según el Banco Mundial; el quinto en desempeño ambiental según la Universidad de Yale; el tercero en America Latina y 41 del mundo en anticorrupción, según Transparencia Internacional; el 57 en competitividad global según The Global Competitiveness; el 62 en desarrollo humano según el PNUD y el primero en innovación en América Latina, pero ¿por qué no dicen algo de esto?

En el ámbito global, nuestros valores nacionales, nuestra eficacia diplomática y nuestra sistemática defensa de la paz se impusieron sobre nuestra pequeñez geográfica, y nos permitieron alcanzar, en alianza con otros países, un logro de trascendencia universal: la aprobación del Tratado sobre el Comercio de Armas.

Gracias a una enérgica política exterior, la responsabilidad de nuestra política comercial, a nuestra transparencia institucional y nuestra seguridad jurídica, hemos avanzado sustancialmente en la ruta para convertirnos en miembros de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Estos logros y muchos otros, forman parte de la otra Costa Rica, que aún muchos quieren seguir invisibilizando.