Opinión: Más que declaratorias

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La Asamblea Legislativa declaró de interés público el desarrollo turístico del distrito de Pittier de Coto Brus, iniciativa a la que no me opongo, ni tampoco a que se aplique a cualquier otra zona, cantón o provincia del país. No obstante, parece aberrante creer que estas declaratorias conllevan por sí solas a la solución de todos los problemas sociales, culturales, productivos, económicos, ambientales y políticos.

Cualquier acción en ese sentido, sin el debido proceso y sin las acciones que lo sustenten, es mero populismo. A contario sensu, se tramitan en la Asamblea Legislativa proyectos de ley como el N°18072 “Ley para la Recuperación Tributaria en el Proyecto Turístico de Papagayo” y el N°18148 “Ley de Territorios Costeros Comunitarios”, que, de aprobarse, desincentivarán la inversión y el desarrollo de la planta física del sector.

La función pública tiene como obligación primordial promover el desarrollo tanto urbano como rural, mejorando la calidad de vida, el bienestar y riqueza que les garantice una vida digna y plena a sus habitantes. Desde la óptica turística, basta el análisis y evaluación de los atractivos turísticos, la oferta y la infraestructura básica –lo pretendido por el ICT con los Planes Nacionales de Desarrollo Sostenible–, para que compruebe el potencial de desarrollo en una determinada región y, si se confirma su factibilidad, lo demás en buena teoría vendría por añadidura.

El distrito de Pittier cuenta con el patrimonio turístico necesario para su eficiente desarrollo, no obstante, el problema es que para conformar un producto turístico, entendiéndose como el conjunto de bienes y servicios que conforman la experiencia turística del visitante y que satisface sus necesidades, requiere mucho más que eso; falta que el Estado reconozca algunas condiciones fundamentales.

Falta mucho más

Por ejemplo, la organización desde el nivel central hasta el regional que solucione la cantidad de días y el costo de establecer un negocio en Costa Rica; la congruencia entre la prédica de nuestra agenda verde y la realidad de las agendas azul, gris y café; los servicios de salud y seguridad; las condiciones de puertos, carreteras y aeropuertos; la calidad y eficiencia del transporte público.

Es indispensable asesorar a la mediana y pequeña empresa; elaborar proyectos y divulgarlos; impulsar el apoyo financiero, la promoción y la publicidad, así como el debido reconocimiento y acompañamiento, la visibilidad del recurso y el potencial turístico de las regiones.

Por sus características de distribución y espacio, el desarrollo del turismo en Costa Rica no puede verse simplemente como un instrumento que fortalece las economías regionales; el modelo, el tamaño y la composición de nuestro cluster , hace imperativo que esta actividad sea incluida dentro de las estrategias nacionales, como una herramienta fundamental para ayudar en el combate a la pobreza y en la distribución equitativa de la riqueza, siendo necesario estudiar, analizar pero, sobre todo, solucionar aspectos como las necesidades de las comunidades en infraestructura y desarrollo, y mejorar la legislación actual, las directrices y las normas de reconocimiento, planificación e incentivos para promover el turismo adecuado acorde al modelo escogido.

Es necesario contribuir al desarrollo inteligente y sostenible, generar valores agregados, crear estrategias de promoción y mercadeo, atraer inversiones, concretar nuevas rutas aéreas y supervisar permanentemente el impacto del desarrollo turístico en el medio ambiente, en la cultura y en las economías regionales. En pocas palabras, debemos mejorar la calidad del destino para recuperar la competitividad y que se nos reconozca la diferenciación.

Al inicio taché esta iniciativa como irrelevante, pues no creo que declaratorias sin contenido, sin compromiso y sin voluntades anexas solucionen la problemática del sector, pero si me equivoco y esa es la solución, bienvenida sea. Eso sí, que cobije a todos los distritos de los 81 cantones de nuestro país.