Opinión: Resultados fiscales del 2014

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En la edición 951 de EF se recoge una declaración mía sobre lo que pueden ser los resultados fiscales del año 2014. Se destaca la falta de una propuesta clara de política macroeconómica por parte de los candidatos a la presidencia o sus equipos de campaña, que nos permitan “calibrar” por dónde podemos esperar que marche el país el primer año de la nueva Administración.

Considero necesario poner en contexto esa afirmación para que se comprenda mejor. Sin duda, la falta de espacio en el artículo impidió incluir otros elementos de la respuesta que preparé ante la consulta que me hizo EF. Por ello, retomo los argumentos elaborados.

Los resultados que se obtengan en el 2014 van a depender enteramente de la política económica que adopte la nueva Administración, incluyendo desde luego, la política hacendaria. Pueden ser restrictivos o expansivos en gastos, pueden intentar una reforma tributaria, o pueden buscar una reforma de tributos contingente, como en la Administración Pacheco. Pueden también decidir congelar gastos, subejecutar partidas, modificar la política salarial, ser expansivo o restrictivo en las políticas monetarias. Va a depender mucho de los éxitos o fracasos en las políticas productivas. Lo que hagan afectará sin duda las tasas de interés y hasta puede tener efectos cambiarios, lo que afectará, asimismo los resultados fiscales. También estos resultados pueden verse afectados por el entorno externo que ya empieza a cambiar, o bien por otras contingencias como catástrofes naturales.

Para ponerlo en números, lo que estoy diciendo es que si bien el presupuesto aprobado por la Asamblea Legislativa para el año entrante lleva un déficit implícito de alrededor de 6% del PIB, no necesariamente ese debe ser el resultado dentro de 12 meses, pues el nuevo gobierno puede hacer modificaciones a lo que se encuentre por medio de los presupuestos extraordinarios.

Al fin y al cabo, los presupuestos son eso, un cómputo anticipado de gastos y de ingresos esperados. Basados en los ingresos esperados, y el endeudamiento autorizado, la Asamblea le aprueba al Gobierno Central un monto máximo de gasto que puede hacer por cada rubro. No quiere decir esto que el Ejecutivo tenga que hacer ese gasto completo; es una autorización de gasto. De hecho, los que hemos manejado presupuestos sabemos que siempre hay un espacio “normal” de no ejecución de las partidas, que puede rondar el 5% menos de los gastos aprobados.

El financiamiento

De nuevo, el financiamiento interno o externo depende de cómo lo quiera manejar la nueva Administración. Sobre todo deben decidir el déficit con que quieran cerrar el año. Hoy el Gobierno tiene aprobado espacios mayores de endeudamiento externo. No se sabe si los van a usar. Si deciden ir por el mercado interno, posiblemente haya impactos en las tasa de interés en colones. Si se endeudan en el exterior, pues habrá efectos en el valor del dólar, afectando sin duda a otros sectores, como el exportador, o el importador, por ejemplo.

La decisión sobre si el Gobierno se endeuda en el mercado local o en el extranjero, debe basarse en las condiciones financieras que se encuentre en cada uno de ellos. Es muy posible que se utilicen los dos.

Ahora bien, si se va a captar en el extranjero, la calificación de riesgo soberano es fundamental. Ya las agencias han puesto a Costa Rica en rating watch negativo, indicando que la calificación soberana de Costa Rica puede ser disminuida. Este es uno de los resultados que nos deja la Administración Chinchilla.

Por ello es muy importante que la nueva Administración formule un programa de política económica integral, consistente, sólido, pero sobre todo creíble. Las agencias y el mercado internacional nos podrían dar tiempo, para ver resultados de la propuesta. De otra manera, si cae la confianza, y se materializa la disminución de la calificación soberana, el mercado financiero externo va a endurecer las condiciones para Costa Rica y será menos atractivo para el país. Este escenario complica las cosas.

Además, el escenario internacional empieza a cambiar, con las nuevas medidas que ha tomado la Reserva Federal de los Estados Unidos en estos días.

Claramente, se deduce que el cierre fiscal del 2014 será responsabilidad del nuevo gobierno. Ellos tendrán que definir la política económica global que van a seguir, donde lo hacendario es un aspecto, pero no puede verse, sin considerar el con junto de la política macroeconómica.

Sin embargo, debo decir, que lamentablemente no se observa en los candidatos ni en sus equipos de campaña, una propuesta de política económica global, que permita dilucidar por dónde van, y por tanto qué podemos esperar.

Y para terminar de confirmar esas expectativas nebulosas, el documento de Hacienda para el diálogo fiscal es omiso, ni siquiera en prospectar, la situación de cierre del 2013, último año de la Administración Chinchilla, que es a la que enfrentará el nuevo gobierno en mayo. Es decir, no se anclaron los temas en la coyuntura que estamos viviendo. ¿Entonces?