Pensiones: falta información

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E n esta edición presentamos un reportaje sobre la rentabilidad del Régimen Obligatorio de Pensión Complementaria administrado por las operadoras de pensiones. Este sistema de capitalización individual, denominado también segundo pilar, forma parte del Sistema Nacional de Pensiones.

En este editorial nos interesan dos temas: primero, plantear la necesidad de mayor información sobre los riesgos de las inversiones de este componente y, segundo, resaltar la contribución que puede tener este régimen en la reforma de todo el sistema.

La rentabilidad de las inversiones del segundo pilar es clave para el monto de la pensión que recibirán los trabajadores . Por lo tanto, es necesario que los trabajadores conozcan cuál es la rentabilidad de las inversiones de las pensiones complementarias obligatorias en cada una de las operadoras para decidir en cuál de todas les conviene mantener sus ahorros. La información sobre esta rentabilidad está disponible de acuerdo con metodología establecida por Superintendencia de Pensiones (Supen).

Sin embargo, la rentabilidad no es la única variable importante. En cualquier manual básico de finanzas se advierte que la otra variable fundamental para tomar decisiones acertadas es el riesgo. Lamentablemente, la Supen no suministra indicadores de los riesgos de las carteras de inversión de los recursos de las pensiones complementarias obligatorias. Comprendemos que la elaboración de tales indicadores puede ser compleja y que su comprensión por parte de los trabajadores no es evidente.

Sabemos que la Supen ha establecido un amplio conjunto de normas para la adecuada administración de los riesgos en las operadoras de pensiones. El problema está en la disponibilidad de información para los trabajadores. La Supen debería publicar indicadores de riesgo de las carteras administradas por las operadoras de pensiones para que el trabajador tome decisiones acertadas con información sobre la rentabilidad y el riesgo. También se debe realizar una tarea didáctica para que los trabajadores comprendan el binomio rentabilidad y riesgo.

La crítica anterior no es obstáculo para reconocer que el régimen de pensiones complementarias obligatorias ha operado satisfactoriamente desde su establecimiento en el 2000. Las operadoras de pensiones y la Supen han administrado los recursos responsablemente, el sistema se ha consolidado y ha ganado confianza.

El satisfactorio funcionamiento del Régimen Obligatorio de Pensión Complementaria debe tomarse en cuenta para la discusión de la reforma del Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM). No se debe olvidar que las pensiones complementarias obligatorias se establecieron para compensar la reducción que ocurriría en las pensiones del IVM por razones del cambio demográfico.

En línea con lo anterior, para lograr la protección económica de los adultos, la discusión sobre la reformas de pensiones no debe centrarse solo en el fortalecimiento del IVM, también se debe poner sobre la mesa de discusión la ampliación de las pensiones complementarias obligatorias.

A título de ejemplo, nos parecen importantes las sugerencias realizadas por el expresidente Miguel Ángel Rodríguez en el Colegio de Profesionales en Ciencias Económicas para ampliar este segundo pilar con los recursos no usados por los trabajadores en los Fondos de Capitalización Laboral, con un punto porcentual adicional de la cesantía y con el traslado inmediato en vez de postergado de los recursos provenientes del Banco Popular.

Tres conclusiones. El régimen de pensiones complementarias obligatorias ha funcionado bien, sería importante avanzar en el suministro de información a los trabajadores de los riesgos de las carteras de inversión para que puedan tomar mejores decisiones y la ampliación de este régimen debe formar parte de la reforma de las pensiones, junto con el fortalecimiento del IVM.