Los pluses salariales se usan para atraer o retener personal clave en cada institución, argumentan los jerarcas que los empleados ven mejores oportunidades salariales en el sector privado u otras instituciones del mismo sector público.
En contraposición, el sector privado reclama que los salarios del sector público son impensables y reclaman la eficiencia en los servicios que justifiquen dichos salarios.
El sector sindical, representante de los trabajadores, defenderá a capa y espada cualquier intento de disminuir el ingreso de sus representados pues muchos de los pluses salariales han sido producto de negociaciones emprendidas por sus dirigentes.
Actualmente, los aumentos salariales (del sector público o privado) están asociados a fórmulas que responden a la inflación observada o proyectada; esto es contraproducente pues el beneficio de bajas inflaciones se percibe como un castigo salarial; esto a pesar de los buenos o malos resultados empresariales. En contraposición, políticas salariales con aumentos altos tendrán como consecuencia periodos inflacionarios futuros, y nadie quiere ver altas inflaciones dado que es el impuesto más regresivo que existe.
En el mundo competitivo de hoy se premia a las empresas y sectores eficientes, que dan resultados y logran objetivos establecidos, siendo mal visto quienes obtengan ingresos exorbitantes por el solo hecho de existir y sin resultados o aportes visibles a la sociedad: por ejemplo las pensiones de lujo, sectores locales protegidos o gremios con política salarial indexada.
La competencia por personal calificado es clave en el mercado laboral, pero más aún la capacidad y flexibilidad que el mercado laboral tenga para movilizar estos recursos (personas) hacia sectores eficientes y productivos.
Como sociedad, debemos permitir que el recurso mejor capacitado y más eficiente esté desempeñándose en los sectores más productivos pues son estos los que más aportarán al crecimiento económico.
Si Costa Rica desea dar un salto importante tenemos que pensar en modificar nuestra política salarial indexada a la inflación, por una política salarial indexada a la productividad asociada a los sectores económicos de las empresas o instituciones.