De acuerdo con un reciente informe del Foro Económico Mundial, hay diez tecnologías que van a transformar las economías y la sociedad en los próximos tres a cinco años. Lo interesante es que tecnologías señaladas en anteriores ediciones de este informe, han sido reconocidas posteriormente con premios Nobel y han creado disrupciones radicales en sectores económicos completos.
Lo que más me llamó la atención es que las tecnologías no solo son elegidas por su nivel de innovación, aplicabilidad y poder de disrupción de mercado, sino que también deben tener un impacto positivo en las personas (en aumentar la equidad social y la prosperidad) y en el cuidado del planeta.
Me gustaría comentar un par de ellas. Empiezo por los ómicos espaciales. El cuerpo humano tiene más de 37 trillones de células. Esta tecnología que funciona como un atlas celular puede mapear a nivel molecular los procesos biológicos (qué pasa, cuándo y dónde) para entender cómo se pueden generar o impulsar mecanismos de sanación. Otra tecnología que me llamó mucho la atención tiene que ver con electrónicos neuronales flexibles. Son dispositivos que interactúan con el sistema nervioso y que nos permitirán literalmente controlar máquinas con el pensamiento (BMIs).
Finalmente me llamaron poderosamente la atención los sensores portátiles para plantas. La producción de comida debe aumentar en un 70% al 2050 para poder alimentar a toda la población global. Esta tecnología permitirá monitorear las plantas en tiempo real para aumentar al máximo su productividad y reducir el impacto negativo de pesticidas y el excesivo consumo de agua.
Lo más interesante de estas tecnologías emergentes es que ya existen múltiples empresas que están registrando patentes, prototipando y diseñando modelos de negocio y aplicaciones para cada una de ellas. Es por esto que resulta clave conocerlas y anticipar su potencial aplicabilidad en el quehacer de nuestras organizaciones y nuestra vida.