Academia lleva clases de baile a jóvenes reclusos para brindarles rehabilitación emocional

Esta pyme busca utilizar la danza como un medio de terapia, para que los muchachos aprendan a expresarse sin necesidad de utilizar palabras y evitar ser juzgados

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Está comprobado que el baile trae múltiples beneficios a los seres humanos, tales como fomentar el pensamiento creativo, disminuir los niveles de estrés, elevar el autoestima así como aumentar la empatía y la tolerancia.

Por ello, basada en esas afirmaciones, Eileen Ramírez, directora de Danz Project Company, una pyme que se dedica a la enseñanza de diferentes tipos de baile, decidió implementar un proyecto en el que se expone a jóvenes reclusos a este tipo de arte, con el fin de brindarles una segunda oportunidad para expresarse.

Como etapa inicial, el proyecto se está desarrollando en el Centro de Formación Juvenil Zurquí, pues el objetivo es valorar los resultados durante todo este año y así buscar apoyo económico de alguna entidad. La idea llevar el método a otros centros enfocados en la rehabilitación a jóvenes menores de edad.

“Es un programa diseñado para utilizar la danza como un medio de terapia, para que los muchachos aprendan a expresarse sin necesidad de utilizar palabras y evitar ser juzgados. Utilizamos técnicas de improvisación de baile contemporáneo para darle vida a las emociones, necesidades y sentimientos”, dice Ramírez.

De acuerdo con la instructora, su experiencia le ha permitido ver como la danza transforma, no solo el área corporal de una persona, sino la forma en la que se desempeña. “He visto como un niño que no se atreve a mirarse en un espejo, lograr méritos de oratoria después de varios años", afirma.

Resultados positivos

El ejercicio que incluye balance, flexibilidad y resistencia es ideal para reducir los síntomas depresivos, dice la instructora. Un dato que pudo corroborar con el plan piloto.

Además, la emprendedora comenta que realizó una investigación para ver de qué forma su trabajo podía tener más impacto positivo en la comunidad, en el análisis descubrió que la mayoría de los privados de libertad presentan baja autoestima. Un problema que, según asegura, se puede trabajar con el baile.

“De octubre a diciembre pudimos ver una respuesta positiva por parte de los muchachos: tenían ganas de tomar la clase, ensayaban y repasaban durante la semana, y en diciembre ellos nos pidieron venir más veces porque estaban en vacaciones del colegio”, dice Ramírez.

Fue impresionante ver como ellos necesitaban este espacio, como muchachos que construyen paredes para protegerse. Al bailar con nosotros, podíamos sentir su vulnerabilidad y sensibilidad además de su necesidad de comunicarlo.

Danz Performing Arts Center es una academia de baile que nació en el 2001, y desde el inicio ha estado involucrada con la labor social. Se encuentra ubicada en Última Park 2, en Guachipelín de Escazú.