Aferrados a la espera por una oportunidad

12 familias de La Luchita en el Guarco, organizados en Promot, crearon una procesadora para vender pulpa de frutas y así no depender de intermediarios. Pero necesitan comercializar en nuevos mercados y esperan que en San José puedan encontrar nuevos clientes.

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Carlos Cordero

pymes@elfinancierocr.com

Saben de intermediarios que les ofrecen precios por debajo de los costos de producción y que la única alternativa es dar el salto directo al mercado, con su propia procesadora para vender pulpa de frutas y así obtener algún beneficio para sus familias.

12 productores de La Luchita, en el Guarco de Cartago, se organizaron en una sociedad anónima con el objetivo de comercializar sus frutas, en especial la mora, dándole un valor agregado.

Aunque todavía se procesa solo una parte de toda la producción ya tienen una clientela fija en la zona de Los Santos y planean colocar la pulpa de mora, marucaya, cas y mixto de frutas en hoteles y restaurantes de la Capital.

“Ese es el reto que tenemos”, dice Marvin Mena Camacho, encargado de la planta, procesos y tecnología de Promot.

La Luchita queda a la altura del kilómetro 48 sobre la carretera Interamericana, más arriba de la reconocida La Lucha, la de los Figueres, camino al Cerro de la Muerte y de Pérez Zeledón.

Se llega por un desvío que serpentea entre las laderas de la montaña, un camino lastreado, seco ahora en verano, con rocas que sobresaltan en la estrecha ruta. No es una vía solitaria, pues las viviendas de los campesinos se apuestan a los lados, una acá y otra allá, cerca de la red de postes del cableado eléctrico que se aventura en esos rincones.

La población tiene su plaza, una escuela y un pequeño colegio. Precismante más allá es la plaza, la escuela y el colegio, bajando siempre, a un costado está la bodega que Mena presta voluntariamente al proyecto, donde se tiene las dos máquinas para el procesameinto de la pulpa de las frutas.

La idea nació con el apoyo del Instituto Tecnológico de Costa Rica y de la Universidad Nacional, que intentaron impulsar a los productores que están dispesos a lo largo de la Interamericana a organizarse para vender directamente en el mercado, evitando a los intermediarios, y con el fin de lograr mejores precios.

Hace siete años un intermediario ofrecía -y no se tenía otras alternativas- apenas ¢200 por kilo de mora. Los costos eran de ¢400, el doble.

Incluso en diciembre del 2011, cuando la demanda de fruta baja por la conclusión del periodo escolar y las fiestas de Navidad y fin de año, llegaron a ofrecer solo ¢600, menos de los costos (¢1.100), aprovechando que los campesinos estaban apurados por vender la fruta y que así no se perdiera por los vientos, la lluvia y las bajas temperaturas.

Todavía la semana anterior los intermediarios compraban el kilo de mora entre ¢900 y ¢1.000, ya con mejor clima y ante la inminencia del incio del periodo lectivo.

“Salimos requetemal”, responde Mena. “Producir la fruta lleva mucho trabajo. Con esos precios apenas sobrevivimos y ni siquiera nos da para contratar un peón que nos ayude”.

El proyecto de las universidades no prosperó “porque abarcaba mucha distancia”. Pero al menos en La Luchita la idea germinó.

En el 2004 se conformó Promot, con 12 productores de esta comunidad que aportaron cerca de ¢1 millón, obtenidos de los ahorros y en algunos casos con algún préstamo personal. Cada productor representa una familia de tres a siete miembos y posee una parcela cuyo tamaño va de 1 a 10 hectáreas.

El capital les permitió invertir en dos máquinas por ¢5 millones, un espulpador y una marmita, para producir la pulpa o concentrado de la fruta, que se utiliza para hacer los refrescos en los comedores de centros educativos y en hogares que los compran en los supermercados.

No solo mora, si bien ésta es la fruta principal. También procesan y comercializan con la marca Ecofrutas concentrados de piña, naranjilla, maracuya y cas, entre otras. “Como varios productores miembros van a las ferias del agricultor a vender mora, se aprovecha para comprar otras frutas allí y producir otros concentrados”, explica Mena.

El espulpador muele la fruta, procesando la pulpa y separando el deshecho (las semillas, en especial). La marmita le da la temperatura al concentrado. Luego un grupo de mujeres de Promot la empacan.

“Creamos la pulpa y la llevamos a la zona de Los Santos. Ahí la vendemos a escuelas, colegios, supermercados, hoteles y restaurantes. No son muchos clientes, pero los que tenemos ya conocen los productos y nos dan la preferencia”.

De esta forma pueden vender el kilo hasta por ¢1.400 colones, lo que les permite darle a cada productor unos ¢100 sobre el costo actual e invertir en el proyecto, ya que todavía no se tiene la capacidad para procesar toda la producción de los campesinos, apenas un 10%.

Como la mayor parte de la producción todavía tienen que venderla a su pesar a los intermediarios -aparte de lo que se logra vender en las ferias- el reto para Promot es lograr colocar el producto en otros mercados.

Mena cuenta que con apoyo del Consejo Nacional de Producción (CNP) se estuvo planeando la exportación de la pulpa, pero el cierre de la oficina de esta institución en Florida, Estados Unidos, frustró la iniciativa.

Eso no los frenó. Siempre con apoyo del CNP -también reciben asesoría y capacitación del Ministerio de Agricultura y Ganadería y del Banco Nacional- se está explorando la venta de los productos en hoteles y restaurantes de San José.

Dependen de eso. “No hemos adquirido ningún crédito hasta que no tengamos una oportunidad más clara de hacer negocio. La idea es salir, obtener mejores precios, mejorar las condiciones, incrementar el mercado”, recalca Mena. “Solo esperamos esa oportunidad”.