Butterfly Kingdom crece y consolida exportaciones a Europa

Este mariposario que cumplió recientemente dos años de operar, se esfuerza por afianzar las relaciones con su comunidad y otros encadenamientos productivos.

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Sentadas bajo la sombra de un árbol en el terreno en el que hoy desarrollan su proyecto y con 12 años de bregar juntas, Ileana Alfaro y Anabelle González apostaron por el futuro de un mariposario. Sin tener más certeza que un sueño se lanzaron, buscaron apoyo y se saben satisfechas de salir adelante.

Hoy, Butterfly Kingdom acaba de celebrar su segundo aniversario de operaciones consolidando su programa de visitas escolares y familiares a uno de los pocos mariposarios que se ubican dentro del área metropolitana y además la exportación de las pupas de 35 especies de mariposas a varios países del viejo continente.

Este emprendimiento viene desarrollando encadenamientos con mujeres que desde diversas zonas del país, envían las pupas para que en el mariposario se empaquen y se envíen a Europa.

“Nosotras tenemos 14 años de conocernos y trabajar juntas. Esta idea nos tomó luego de haber colaborado durante muchos años en temas de diseño gráfico para una cadena grande de supermercados en la que yo trabajé y ahí fue donde conocí a Ileana como música, que es su primera profesión”, señaló Anabelle González, diseñadora gráfica y copropietaria del mariposario.

Alfaro, graduada en música de la Universidad Nacional, tenía entonces una empresa de de instalación de productos gráficos y trabajaba inicialmente de la mano con el departamento que dirigía González.

Con la llegada de la crisis en 2007, las posibilidades de cada una comenzaron a debilitarse y empezaron a buscar nuevas posibilidades.

“Cuando trabajábamos en publicidad hicimos una estructura para un vivero en la propiedad de los papás de Anabelle. Ese no era inicialmente el objetivo pero lo convertimos en un vivero y comenzamos a producir flores y plantas y las entregábamos ya rotuladas para la venta. Pero el negocio seguía siendo la publicidad y por ahí continuamos. Cuando ya comenzó la crisis en serio, decidimos un día pensar en qué podíamos hacer y se nos ocurrió utilizar la estructura y hacer un mariposario donde se pudieran traer grupos escolares y abrirlo a la comunidad de diversas maneras”, comentó Alfaro.

Al día siguiente iniciaron su preparación y se presentaron en el Instituto Nacional de Aprendizaje para saber cómo podían iniciar un proyecto de mariposas. De la mano del biólogo Max Paniagua comenzaron al día siguiente un curso de 236 horas, donde aprendieron en las montañas de Puriscal a saber todo lo que había que saber de las mariposas.

Con el escepticismo de propios y extraños que no se explicaban dónde estaba el negocio con las mariposas, se dedicaron a conocer plantas productoras de pupas en diversas zonas del país.

“Nadie daba una peseta por un proyecto como este, solo la mamá de Ana, que desde un principio nos apoyó y ha sido una de las mujeres más solidarias que he conocido en mi vida”, dice Alfaro.

Fue en agosto de 2011cuando abrieron sus puertas al público en un terreno de mil metros cuadrados ubicado en Bello Horizonte de Escazú. Construyeron una oficina que bien podría ser un apartamento si fuera necesario y las manos de ambas están en todos lados, pues hicieron de todo, desde lijar paredes, hasta sembrar las plantas que rodean el mariposario, tomando en cuenta que las especies de mariposas tienen su propia planta hospedera.

“La gente de Escazú no nos conocía cuando comenzamos y tuvimos que ir ejecutando diversas estrategias. Fue a finales del primer año que comenzamos a exportar. Al ser dos socias y haber trabajando juntas antes, las dos aprendimos de las dos, por eso cuando hay visitas y no hay exportación todos trabajamos en eso, y viceversa. Tenemos muy buena coordinación”, explica González.

Actualmente Butterfly Kingdom tiene en planilla a ellas y a seis colaboradores, donde destacan los dos jardineros y cuatro compañeras y compañeros que contribuyen con la atención de visitas y el proceso de exportación.

“Consolidar y aprender para realizar el proceso de exportación fue muy duro porque perdimos dinero, pues muchas pupas nacían de camino. Algunos de los productores que nos las vendían no tenían claridad con el tiempo. No medían las consecuencias y ese ha sido otro gran trabajo, tener un grupo de proveedores confiable”, comentó Alfaro.

Ambas confían en el encadenamiento y en dar herramientas a las personas de su comunidad, de ahí que vienen desarrollando todos los sábados un programa de capacitación que tiene que ver con las mariposas, sus plantas hospederas y los fertilizantes caseros. La idea es que los interesados puedan entrenarse y en el futuro puedan convertirse en productores de pupas.

Además, en el mariposario venden artesanía como aretes en cuero, aretes con los sobrantes de alas de las mariposas, vitrales y también se venden pupas para empresas y escuelas que las ocupan para algún tipo de charlas.

Sus anhelos van siempre más allá y en busca de convocar a sus vecinos fue que en mayo recién pasado realizaron un concierto con 90 niños músicos del Sistema Nacional de Educación Musical de Desamparados para la comunidad de Escazú. Varias instituciones y empresas como la Municipalidad de Escazú, Perimercados, la Cruz Roja, Jacks, la policía, Coca Cola, la Cámara de Transportes y Movistar, se unieron para hacer posible una actividad que reunió a más de 300 personas. Mientras, las mariposas siguen revoloteando, naciendo y evolucionando como el mismo empeño de Ileana y Anabelle.