Fabio Montero es un empleado bancario de 38 años, quien inició su emprendimiento que comercializa café en bolsitas –como las que se usan para el té– inspirado en varias anécdotas sucedidas en su centro de trabajo.
Como el comedor de la entidad (el Banco de Costa Rica) queda un poco lejos de la oficina, sus compañeros y él contaban con un coffee maker para hacer café. Pero, su preparación solía generar incomodidades.
Por ejemplo, en algún momento llegó a quebrarse el pichel y no siempre todos estaban satisfechos con el sabor del café, pues a veces se hacía muy ralo y otras veces muy fuerte.
Por otro lado, tenían que estar lavando el recipiente en un baño que usaban muchas personas, lo que no es higiénico.
En una ocasión, apareció un huevo de cucaracha en la cafetera y otro problema era que costaba reunir el dinero entre los compañeros para comprar el café que se haría.
Decidieron adquirir el café ya listo, pero se topaban con que no siempre sabía muy bien, ya que la calidad no era la mejor.
Por eso, Montero dejó de tomar café en la oficina y comenzó a llevar té verde, que preparaba con el agua caliente de los dispensadores del banco.
Una oportunidad de negocio
Claro que el sabor del té no se comparaba con el café. En eso pensó cómo podría preparar el café de la misma manera que se tomaba ese té.
A finales del 2013 empezó a investigar para ver si existía una opción en Costa Rica. Sí se topó con alternativas en Suramérica, específicamente en Argentina. Pero aquí no halló ninguna.
Tras buscar más información, se dio cuenta de que para poder colocar el café en las bolsitas se requería de una maquinaria especial y juzgó que eventualmente podía convertirlo en un negocio.
Su propósito de año nuevo en el 2014 fue establecer una empresa que vendiera café en las típicas bolsas de té. Empezó a investigar sobre el café de Costa Rica y cuáles eran los que tenían mayor calidad.
Con sus ahorros, los de su esposa Beatriz Portuguez y de su padre, Antonio Montero, así como con un préstamo del Sistema de Banca para el Desarrollo (SBD) compró la materia prima requerida y el equipo.
Así nació Café Infusión.
Con esos recursos habilitó un espacio en su casa de habitación en Cartago e invirtieron en la imagen de su negocio y en su formalización, para operar en regla.
Hoy en la empresa trabajan Montero, su esposa, su padre y su hermana Priscila.
La pyme se alió con Coopedota, que produce café en la zona de Los Santos, para vender café de las marcas Café Dota Tarrazú y Café Quetzal.
Las primeras ventas de su producto las lograron en la Expo Pyme de abril del año pasado y establecieron lazos con la empresa Repostería Jomar, que distribuye las dos presentaciones de su producto. Cada una de ellas trae 15 saquitos o bolsitas de café.
Hace aproximadamente un mes la empresa comercializa sus alimentos en todos los Auto Mercado, lo que ha generado un crecimiento importante de sus ventas.
Fabio relata que iniciaron vendiendo tres cajas de cada presentación y que ahora en algunos puntos les piden 50 cajas .
En este momento se encuentran negociando para ingresar a otras cadenas de supermercados y seguir escalando. Este fin de semana, participarán por segunda ocasión en la Expo Pyme.
El emprendedor cuenta que atrás quedaron los problemas en su oficina a la hora de tomar café, pues ahora ahí consumen sus productos, que él mismo lleva.
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