Para Gabriela Rodríguez el anhelo de tener su propio negocio creció con ella desde que era una niña. Según recuerda, eran muchas las horas que pasaba entretenida jugando a hacer pasteles y granizados de barro, para luego “venderlos” a su mamá, papá y hermanos.
Años más tarde, esas tardes de juego se convertirían en la realidad y en el trabajo a tiempo completo de Rodríguez, quien hoy cuenta con su empresa de pastelería y comida por encargo: Cajita de Sueños.
Esta emprendedora comenta que el camino para tener su negocio propio no fue ni fácil ni rápido. Con el pasar de los años, había dejado de lado aquella idea de emprender para dedicarse a trabajar en distintas empresas. Sin embargo, en el 2012, cuando la compañía en la que trabajaba cesó operaciones en el país, tuvo que considerar qué camino tomar.
“En ese momento me vi ante un dilema laboral: ¿Volvía a buscar un trabajo de oficina o me aventuraba a finalmente dedicarme a mi propio negocio? Después de mucho pensarlo, me decidí a materializar mi sueño. Con el apoyo de mi esposo, Bryan, tomé esa gran decisión, ya que financieramente hablando era un gran paso familiar”, dice.
“La idea del negocio propio inició como un reto personal, pero el aporte de él ha sido fundamental. Juntos hemos logrado madurar el concepto hasta lo que es hoy”, agrega esta vecina de Moravia.
La pyme actualmente ofrece todo tipo de productos relacionados a la pastelería y repostería, tales como queques, cupcakes, popcakes, galletas, brownies, alfajores, entre otros. Además, como parte de la oferta, también ofrece bocadillos salados y comidas tipo cenas para actividades.
Aunque Gabriela nunca tomó propiamente cursos de cocina, su talento innato para las manualidades y el gusto por la buena cuchara –tanto de ella como de su esposo–, fueron motivación para tomar el riesgo.
“Mi pasión es crear, pintar y con Cajita de Sueños yo puedo plasmar esa creatividad que vive en mí. Cuando una persona me pide hacer un queque especial para celebrar el cumpleaños de un familiar, amistad o amor, yo pongo todo mi empeño en plasmar ese sentimiento en el resultado final”, cuenta.
Por otro lado, la mayor motivación de Bryan (su esposo) en el arte de la cocina es su mamá. El creció viendo el ejemplo de ella, pues también trabajó muchos años como pastelera y repostera en su propio hogar.
“Tanto él como yo somos autodidactas. Leemos, vemos vídeos, buscamos en Internet, y también aprendemos mucho de los lugares que visitamos para comer. Estamos constantemente analizando los platillos que vemos y degustamos”, agrega.
En cuanto a la parte operativa del negocio, comentan que la formación académica y laboral de cada uno los preparó para tener herramientas y habilidades importantes tales como el uso de la computadora y los diversos programas, dominio del idioma inglés, planeamiento, entre otros.
Eso sí, Rodríguez advierte que emprender es un sueño que demanda mucho tiempo y esfuerzo.
“Cuando uno tiene un negocio, se traduce más bien a que el negocio lo tiene a uno. Especialmente cuando se empieza de cero, y se es administrador, vendedor, recepcionista, chef, repostero, mensajero, repartidor, cobrador, publicista, manejador de redes sociales”, dice.
Por ello aconseja a los pequeños empresarios reflexionar la razón por la cual están desarrollando el proyecto: realización personal, dinero, cambio de ambiente y, luego, planear de acuerdo a ese objetivo.
Además de no dejarse llevar por la negatividad de las personas o los obstáculos que se puedan presentar en el camino, creer en sí mismo en la idea y ser ordenado.
Si desea más información de Cajita de Sueños puede visitar facebook.com/CajitaCR o al número de teléfono 2241-1015.