Costa Rica alberga primer laboratorio en Centroamérica para calibración de equipo infrarrojo

El primer laboratorio de calibración y reparación de cámaras infrarrojas en Centroamérica abrió sus puertas este jueves en las instalaciones de la empresa costarricense Termogram, dedicada a la venta de servicios y equipos en el campo de la termografía infrarroja.

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Marianela Jiménez

La tecnología infrarroja se empezó a conocer en Costa Rica en la década de los 90 y desde entonces ha ganado adeptos en el país y en el resto de Centroamérica debido al impulso que le ha dado la empresa pionera en el campo Termogram, que este jueves inauguró el primer laboratorio en la región para la calibración y reparación de equipos infrarrojos.

"La inversión en el equipo para poder ofrecer estos nuevos servicios rondó los 70.000 dólares. Antes teníamos que llevar las cámaras a Brasil por lo que poder hacerlo aquí representará un ahorro en costos y tiempos de entrega para nosotros y nuestros clientes", resaltó Juan Carlos Hidalgo, gerente de Termogram.

Durante sus años de operación, la empresa ha colocado más de 100 cámaras infrarrojas en todo Centroamérica, las cuales para su correcto funcionamiento deben tener un mantenimiento que incluye la calibración al menos una vez al año.

"No todos lo hacen como medida preventiva, pero para decidir abrir el laboratorio nos basamos en un escenario conservador y ya estamos recibiendo cámaras, es un laboratorio muy especializado que por ahora se basará solamente en el equipo marca Flir, que es el que distribuimos y es el que conocemos bien, pero no descartamos agregar otras a futuro", dijo Hidalgo.

El costo del servicio podría iniciar en 2.000 pero todo dependerá del tipo de cámara. En el laboratorio operan dos máquinas, una para equipos promedio y otra para los equipos que funcionan con muy altas temperaturas.

El laboratorio recibió la visita de especialistas brasileños de Flir quienes luego de varios días de pruebas, otorgaron la certificación para que opere. Previamente dos ingenieros de Termogram habrían viajado a ese país para recibir la capacitación necesaria.

Este tipo de cámaras tienen valores que van desde los 2.000 hasta los 200.000 dólares y se usan principalmente para detectar fallas en maquinaria mediante estudios de calor que dan una imagen térmica, con lo que el especialista puede ver más allá de lo que puede el ojo humano. En las mismas, las zonas más claras son las más calientes y reflejan recalentamientos que podrían en algunos casos derivar incluso en incendios.

Hidalgo manifestó que además esperan lograr en corto o mediano plazo la certificación ISO 17025, que ni siquiera ostenta el laboratorio en Brasil.