Cuando se pierde la pasión por la pyme: ¿cómo recuperarla?

¿Trabajar en su empresa, más que una motivación, se ha vuelto un compromiso más de su larga lista de obligaciones diarias?

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Cuando usted inició su empresa, probablemente lo hizo no solo para obtener ganancias, sino porque el área a la que se dedica su negocio era algo que realmente le entusiasmaba.

Trabajar, más que una obligación o necesidad, era un gusto, una motivación. Ahora se ha vuelto algo que tiene que hacerse porque "así es la vida, hay que trabajar para comer”, un compromiso más de su larga lista de obligaciones diarias.

Si los párrafos anteriores describen su experiencia actual con su empresa, quizás usted perdió la pasión, la dejó encajonada.

Esa pérdida de pasión puede trasladarse incluso al clima organizacional de la empresa: se percibe un ambiente pesado y podría generar que los negocios se estanquen, cuando podrían crecer mucho más.

Algunos motivos y su posible solución

Paola Castro González, coach empresarial, enumera cuatro razones que pueden provocar que los empresarios pierdan interés en su empresa, así como la posible solución.

Motivo 1: Acumulación de estrés.

Cuando se tiene una empresa propia —a diferencia de las personas que trabajan como empleados— se tiende a trabajar de lunes a lunes, sin establecer horarios ni límites. Aunque esto tiene algunas ventajas, puede generar una serie de problemas.

"Ese estrés o sensación de burnout, si el empresario no lo sabe manejar, empieza a resentir su pasión inicial, porque está tan cansado, está tan estresado, que ya no disfruta lo que un día fue un sueño", explica Castro.

Dedicarse al negocio 24/7 no es lo más inteligente. Al final no va a rendir igual.

Posible solución: Haga un balance, tómese un tiempo para descansar, para llenar las baterías otra vez, para poder acceder a nuevas ideas. Haga ejercicio, comparta con su familia.

Motivo 2: Alcanzar la 'zona de confort', en la que ya no se asumen nuevos retos o riesgos.

Una vez que el empresario alcanza un límite de éxito o llega a la conocida 'zona de confort' cree que ya no hay nada nuevo que hacer o que aportar y el negocio se vuelve algo aburrido, poco motivante.

"El empresario deja de reinventarse y la creatividad casi muere. Puede ser porque esté demasiado ocupado apagando fuegos siempre o porque simplemente llega a esa zona de confort", expresa Castro.

Posible solución: Ponga en práctica nuevas ideas y planes para su negocio, establezca retos, siga en crecimiento.

"Nunca hay que pensar que ya se llegó. Una vez que se llega a cierto punto el deseo se sigue moviendo. Una vez que alcanza la meta, se mueve un poquito más adelante. Es una ambición saludable”.

Motivo 3: Olvidar por qué se inició la empresa.

A algunos empresarios prácticamente se les borra de su memoria por qué quisieron poner una empresa, ya que llevan demasiados años en ella. No recuerdan qué los motivó en un inicio a emprender y su negocio pierde el sentido original.

Posible solución: Reflexione para qué estableció su empresa. ¿Cuál es su propósito? ¿Está cumpliendo realmente con su visión y misión?

"Cuando estamos en una actitud de servicio, el propósito de nuestro negocio es mucho mayor y eso nos da como la gasolina para seguir hacia adelante", considera la coach.

Motivo 4: Enfocarse solamente en obtener dinero.

Si bien el dinero es importante, y un motivo válido para decidir emprender, tampoco lo es todo.

Si ese es el fin último del negocio, detrás no hay una meta que vaya más allá, lo que hace que algunos empresarios no se sientan totalmente satisfechos.

Posible solución: Al igual que en el punto anterior, establezca un objetivo que vaya más allá de obtener ganancias. Piense incluso si a través de su negocio puede ayudar a su comunidad o cómo puede servir de mejor manera a su cliente.

"Cuando uno le da ese propósito mayor, que trasciende el dinero, el empresario tiene un empuje muchísimo mayor", afirma Castro.