Empresario crea técnica que mejora impresión de textos en braille

El lema de la invención es “Braille para todos”, pues se pretende beneficiar no solo a los no videntes, sino también a las personas que ven y deben o quieren aprender a usar este sistema de lectura.

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El empresario de la serigrafía, Carlos Castro Harrigan, diseñó una nueva técnica que -por medios serigráficos- permite imprimir libros y textos en braille en un tono azul claro (cian). Esta se denomina Blu Braille.

La técnica creada por Castro perfecciona la impresión de documentos en braille, de manera que los puntos impresos alcanzan una mejor calidad y forma y, además, son idénticos.

En su invención se emplean avances de la tiflotecnología, con el fin de que los puntos tengan un mejor relieve.

Según Castro, el método tradicional para imprimir en braille es utilizando máquinas que presionan el papel con punzones.

Sin embargo, los puntos no siempre quedan bien y complican la lectura, por lo que buscan evitar que eso suceda. Precisamente, el color azul es para facilitar la lectura y el aprendizaje de este sistema.

“Los puntos nuestros todos son idénticos. No es como el braille corriente, que uno queda más aplastado que otro o más levantadito, o quedó mal o queda montado al lado del otro porque se apretó muy duro”, explicó.

Su proyecto pretende beneficiar a las personas no videntes y a quienes se dedican a enseñar a esta población o sus familiares. También le darán uso las personas con visión limitada o disminuida.

“Escogimos el cian porque encontramos que era el color más legible. Tengo testimonios de los profesores en los que ellos dicen maravillas sobre el color. Dicen: qué bueno que apareció el color. Ahora les facilita el diálogo con el alumno, usted ya no tiene que maltratar a los ojos tratando de reconocer un símbolo de otro, una “a” de una “z” o de una “r”, ahora es fácil leer casi a distancia”, manifestó Castro.

Aporte social

Junto a su esposa, Silvia Gagneten, Castro tiene una empresa de serigrafía denominada Graficentro.

Su propósito es imprimir libros de texto en braille y venderlos en las librerías a un precio cómodo.

Además, tiene otra iniciativa de ofrecerlos gratis a instituciones dedicadas a la enseñanza de no videntes y así contribuir con su educación.

“Nosotros lo que buscamos es darle a los maestros un instrumento muy bueno para enseñar. Solo por medio de la educación va a haber inclusión social”, alegó.

De hecho, el creador contó que ya han regalado varios libros a centros educativos que trabajan con ciegos.

Además, han realizado mapas del país en braille y su plan es hacer otros de lugares más específicos. Actualmente, están trabajando en un mapa de la provincia de San José.

En los últimos cinco años, Castro, de 76 años, se ha dedicado a investigar sobre el tema y la inversión del proyecto asciende a la suma de $500.000.

Una parte fue financiada con el fondo Propyme del Consejo Nacional para Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicit) y también contó con el apoyo de la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología (Ulacit) por medio de su Fondo de Emprendedurismo. Sin embargo, la mayoría del dinero ha salido del propio bolsillo del creador.

El interés de Castro en ayudar a los no videntes y a personas con problemas de visión se debe a la influencia de su padre Miguel Ángel Castro Carazo, quien formaba parte del Instituto Hellen Keller y contribuía en causas sociales.

Castro recuerda que cuando estaba en primaria–junto a su padre- llegó a participar en el Parque Morazán en la repartición de bastones retráctiles para ciegos, de manera que desde joven estuvo expuesto a asuntos de discapacidad.

Su esposa Silvia Gagneten también trabaja en el proyecto: ella se dedica a la preparación de materiales, coordinación de las pruebas que se realizan y al rendimiento de informes.

El braille es el sistema de lectura y de escritura táctil para personas ciegas inventado en 1824 por el educador francés Louis Braille.