Así es (o debería ser) la nueva generación de emprendedores y gerentes surgidos en tiempos del COVID-19

Un nuevo enfoque le permitirá identificar y aprovechar con rapidez nuevas oportunidades de negocios

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Hay quienes piensan que con la pandemia del COVID-19 se genera una “nueva normalidad”, que esencialmente es distinta por las mayores exigencias de los consumidores en la venta y la comunicación digital, así como en las medidas de higiene.

Hay quienes piensan que luego de la emergencia sanitaria y la crisis volveremos adónde estábamos. Si Usted es de estas personas piense si consumirá productos en un restaurante que no guarde los protocolos mínimos de inocuidad que ya se exigían.

Si Usted es de las primeras personas emprendedoras probablemente estará más alerta para identificar nuevas oportunidades de negocios, así como nuevas formas de operar y de relacionarse con colaboradores y clientes.

La crisis deja calro que la administración a largo plazo, la capacidad para ejecutar las decisiones adoptadas, las alianzas con otras empresas y personas emprendedoras para negocios conjuntos es más crítica que nunca.

La firma McKinsey emitió un reporte donde señala los cuatro cambios que marcarán a el liderazgo de las empresas de ahora en adelante:

Velocidad

Los cambios venían ocurriendo y con la pandemia se aceleraron. Las empresas tuvieron que crear tiendas en línea, incorporarse a marketplace (incluyendo apps de delivery o entregas) y recurrir al teletrabajo antes de los pensado.

Las consultas remotas de salud y las ventas en línea de tiendas aumentaron.  Hay empresas que empezaron a fabricar mascarillas o a ofrecer servicios de desinfección. Y los clientes no quieren a un extraño en su casa, aunque sea el agente de seguros.

Los emprendedores se dieron cuenta que las barreras no eran tecnológicas, sino en la mentalidad, la cultura, la forma la velocidad de operar, hacer negocios y en el negocio mismo. Ahora se requiere mayor audacia.

Descubrieron, además, la disposición de los colaboradores para aplicar los cambios si podían ver en ellos un giro hacia los nuevos requerimientos del mercado.

Enfóquese

Antes se perdía tiempo en viajar para una reunión con un cliente. O se hacían reuniones para ver quién se hacía cargo de elaborar una propuesta para la siguiente reunión. 

Con la prohibición de viajar, el distanciamiento social y el trabajo en casa ahora hay que concentrarse en avanzar y aprovechar el tiempo en tareas de análisis, encontrar nuevas ideas y tomar de decisiones, evitando perder tiempo en una videoconferencia tras otra.

Se trata de enfocarse para aprovechar mejor el tiempo personal y la energía con que se cuenta, aprovechando la capacidad de trabajo virtual para ser más efectivo y más eficiente.

Empatía

La crisis afecta emocionalmente también a los colaboradores, aunque estos no vivan ninguna afectación económica grave como la pérdida de empleo, y a su entorno. 

La situación estar en el radar de las gerencias o de las personas emprendedoras para desarrollar estrategias que ayuden a mantener la moral. Simplemente converse con sus colaboradores cómo se encuentran.

Esa empatía también debe tenerla con los clientes, quienes también están sufriendo por la incertidumbre, la pérdida de ingresos o el desempleo propio o de algún familiar.

Un poquito de humanidad y de comprensión es necesaria.

Empodere a otros

Durante la crisis los colaboradores también debieron aprender desde lavarse las manos y mantener la higiene hasta nuevas herramientas tecnológicas para comunicarse y operar.

Los jefes y las personas emprendedoras también tuvieron que delegar más allá de lo que habían pensado.

Aprendieron también a confiar en la voluntad, la disciplina, la entrega, el compromiso y las habilidades de los colaboradores para cumplir con su trabajo.

La mayor enseñanza es sobre cómo los colaboradores pueden empoderarse de sus tareas y cumplir, sin que eso signifique que el control desaparezca, y sobre colaboradores y clientes a quienes se subestimaba y ahora se convirtieron en claves.