¿Cuándo fue la última vez que completó una tarea de principio a fin: sin correos electrónicos o mensajes de texto en el medio, sin revisar Internet o prestar atención a colegas que le traen la última novedad o hasta un chisme?
Esto se conoce como “trabajo enfocado”, y de acuerdo con el libro de Dave Coplin titulado La rebelión de los seres humanos: Cómo ser más astuto que el diluvio digital, los humanos, por lo general, solo realizan unos 11 minutos de trabajo efectivo sin parar. Tras la interrupción de otra persona, una pausa para descansar o consultar el correo electrónico, le puede tomar entre 15 y 23 minutos volver al punto dónde había quedado: una pérdida potencial de productividad.
Cualquier interrupción puede generar olvido. El olvido requiere reaprendizaje y esto puede dañar la productividad; cuanto más tarda una interrupción más información sobre la tarea que se estaba ejecutando se olvidará.
Esto lleva a una serie de efectos negativos:
1. El trabajo tarda más, impulsado por la duración de la distracción y el tiempo dedicado a refamiliarize con la tarea que estaba haciendo.
2. La calidad del trabajo sufre debido al aumento de la fatiga mental que genera el tratar varias veces de retomar una tarea.
3. La retención cae producto de que la información se codifica inadecuadamente en la memoria.
4. La aplicación futura del conocimiento será más difícil: los procesos cerebrales y el almacenamiento de información son diferentes cuando hay una distracción, lo que hace más difícil extender o extrapolar lo aprendido en diferentes contextos.
Por eso vale la pena probar: apague su celular, cierre la puerta e intente hacer lo que tiene entre manos ¡de una sola sentada!