No tener tiempo es un arma de doble filo para el ejecutivo

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Como coach ejecutiva, esta es una de las frases que más escucho cuando se trata de avanzar hacia un objetivo.

Si bien vivimos en un mundo cada vez más acelerado y con más distracciones, esta frase puede encerrar algunas creencias limitantes o nuestras verdaderas prioridades. Veamos:

¿No tengo tiempo o no confío? Cuando no confiamos en otros, no delegamos y nos saturamos de cosas que otros podrían hacer. Eso provoca atrasos, que no desarrolle a mi equipo y que me dedique a lo que no me aportan valor.

El engaño de la eficiencia. Muchos ejecutivos piensan que al decir que no tienen tiempo están demostrando lo eficientes y productivos que son, cuando en realidad es todo lo contrario.

Yo quiero, pero… Cuando realmente queremos algo, buscamos la forma de lograrlo. Tal vez la razón por la que sigo haciendo algo es porque no quiero dejar de hacerlo, porque es lo que sé hacer, o porque quiero controlar todo. En estos casos debemos trabajar nuestra inseguridad y el efecto que tiene en los que nos rodean.

Quiero participar en todo. Es parecido al anterior, pero con el agravante de que en teoría delegué pero, hasta que yo participe o revise, nada se mueve y entonces se paraliza. Mi agenda se satura y el avance de los otros, depende de que yo lo apruebe. Y otra vez me pregunto por qué no avanzo.

Asumo responsabilidades de otros. Puede ser que estoy haciendo el trabajo de otros, porque no tengo a la gente adecuada. Entonces, ¿que hago para solucionarlo?

¿Cuáles son mis prioridades? A lo que se le dedica el tiempo es realmente lo que es importante para nosotros. Si no tengo tiempo para ejercitarme, comer bien, compartir con mi familia y amigos, entonces probablemente no sea mi prioridad.

No sé decir no. Esto tiene repercusiones en nuestra vida, laboral y personal. Cuando decimos no, nos estamos dando a respetar.

De la misma forma que cuando negociamos un plazo, un recurso, un resultado. ¿Soy asertivo a la hora de negociar?

¿Estoy en el lugar correcto? Muchas empresas todavía valoran a su gente por la cantidad de horas de trabajo y no por sus resultados.

¿En que enfoca su energía todos los días? El tiempo es el mismo para todos, lo que nos diferencia es como lo invertimos y si lo estamos tomando como excusa para no afrontar otros temas de nuestro estilo de liderazgo que no queremos cambiar.

Piense por un momento: ¿Cómo sería su día, si lograra eliminar alguna de las barreras mencionadas? ¿Ya se lo imaginó? Entonces, ¿cuándo va a empezar?