Por qué el Servicio Civil requiere una nueva gerencia pública

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El modelo burocrático de gestión pública fue importante en su momento para darle estabilidad a los gobiernos nacionales. Pero la era de información digital revela los retos crecientes que enfrenta el Estado para satisfacer las demandas ciudadanas, ofrecer servicios de calidad, impulsar la productividad y mantener el balance de las finanzas públicas.

El Servicio Civil tradicional ha sido cuestionado en la mayoría de los países desarrollados por la falta de eficiencia y efectividad, altos costos fiscales, burocratismo, rigidez de políticas de remoción y falta de rendición de cuentas.

Por ello han venido reformando la administración del Servicio Civil durante los últimos 20 años.

El argumento más común sobre las reformas en el Servicio Civil es que se requieren cambios institucionales, estructurales y culturales para sustituir el control de procesos por el control de resultados y solo puede lograrlo un nuevo tipo de gerencia pública.

Una gerencia que modifique los sistemas tradicionales de selección, promoción, compensación y remoción de los funcionarios públicos.

Inglaterra, Nueva Zelanda y EE. UU. iniciaron grandes reformas administrativas, incluido el Servicio Civil, desde los años 80, promoviendo una “reinvención gubernamental” para responder a ciudadanos más exigentes y a restricciones fiscales y lograr organizaciones esbeltas, flexibles, innovadoras, competitivas y sensibles a las necesidades de los ciudadanos.

El fondo de estas reformas está en la necesidad de crear un “Estado inteligente” más que un “Estado pequeño”. La flexibilidad, la capacidad para interpretar las señales del entorno y la velocidad de respuesta son hoy características esenciales de ese nuevo perfil de la gerencia pública.