Cambió la idea inicial de su negocio ante la necesidad del mercado y lo convirtió en una aliado para los cuidadores y hogares de ancianos

La emprendedora de El Ropero de Mimi cuenta sus desafíos y principales lecciones a tres años de tener su microempresa

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El Ropero de Mimi es una microempresa que confecciona prendas enfocadas en que los cuidadores de adultos mayores o ellos mismos hagan el menor esfuerzo posible al cambiar sus vestimentas.

Este propósito es distinto a la idea con la que inició el negocio.

Hace tres años, Ivannia Villalta Valladares, docente de educación especial, aprovechó sus conocimientos y habilidades con la máquina de coser para vender ropa adaptada para las necesidades de niños con discapacidad y adultos mayores.

Con mucha ilusión, abrió un local en el centro de Cartago, pero las ventas no fueron las esperadas y cerró la tienda a los pocos meses.

Tomar esta decisión no desmotivó por completo a Ivannia, pues se percató que los clientes le preguntaban por prendas que no estaban precisamente en las vitrinas: ropa con adaptaciones para personas encamadas.

En ese momento vio la oportunidad con la que sí podía hacer crecer su empresa.

“Me fui alejando de la idea original, fui mejorando los diseños e incorporé las recomendaciones de los clientes, tratando de ofrecer más variedad”, comentó Villalta.

Tenía a la venta ropa adaptada con velcro y elástico en lugar de botones y zippers.

En los niños con parálisis cerebral este tipo de prendas ayudan a mantener una mejor postura y evitar futuras lesiones durante su crecimiento.

En el caso de los adultos mayores ya no se trata de una lesión, sino de problemas permanentes en los que se busca facilitar las posturas para mejorar habilidades físicas, como comer o movilizarse.

Diseños dignos

Sujetar a un adulto mayor mientras duerme es una práctica habitual para las personas que sufren de alguna demencia.

Con esta técnica los hogares de ancianos evitan que personas con este tipo de padecimiento puedan levantarse y hasta salir del centro en medio de la noche.

Ivannia tiene claro que la sujeción debe hacerse con dignidad y con comodidad. Por esta razón diseñó una sabana donde la persona queda vestida dentro la misma.

De igual forma ideó chalecos impermeables, más acolchados que los comunes y que se amarran en la parte de atrás de la sillas, para evitar que los adultos mayores se resbalen o se vayan para los lados.

“Se ven bonitos y cumplen la misma función –de la sujeción– y sirven para las personas que ya van perdiendo una habilidad motora hasta los que ya están encamados”.

Ivannia, junto con su esposo, hace visitas a domicilio para tomar medidas a sus cliente.

Ahí es donde detecta las necesidades que tiene cada uno para incluir las modificaciones personalizadas del adulto mayor y de su cuidador, si es el caso.

“Las familias que cuentan con una enfermera no se preocupan tanto por la ropa, porque ellas saben la postura adecuada para movilizar o cambiar al paciente", explica. "Pero, a alguien de la casa, generalmente se le complica más porque no sabe las posturas para cambiar a personas con problemas de espalda, cadera o rodillas”.

Tres años

A tres años de haber empezado con El Ropero de Mimi, Ivannia reflexiona que el proceso de emprendimiento no es nada sencillo.

El acceso a ayuda económica, mientras el negocio gana clientela, le parece la parte más difícil de la logística.

A pesar de esto, la motivación de su esposo y el apoyo de dos amigas le han ayudado para manejar el volumen de sus ventas.

Ellas se han venido encargando de la confección, mientras Ivannia le dedica más tiempo a las ventas y al diseño de las prendas.

En el último año Ivannia se enfrentó a un reto particular: el temor de los ticos a envejecer.

“Llegué a tomarle medidas a un señor de 97 años, que a pesar de ser muy independiente, me dijo que no, que muchas gracias pero ‘es que usted es la que le hace la ropa a los viejitos’ me dijo”.

La educadora reconoce que como sociedad el envejecimiento no es algo que se tienda a aceptar fácilmente y que debería empezar a cambiar la mentalidad de ver el paso de años como algo negativo.

La actitud le ha sorprendido porque piensa que es mejor para los adultos mayores vestir con algunas adaptaciones, que estar pidiendo ayuda al cambiarse.

Hasta ahora, su mayor aliado para las ventas son las mismas recomendaciones de la gente y la página de Facebook, a través de la cual gestiona los pedidos. Estos duran de dos a 8 días en entregarlos, dependiendo de su tamaño.

Ivannia cumplirá su sueño con cuando El Ropero de Mimi sea un referente textil de adultos mayores en toda Centroamérica.

El anhelo se teje cuando personas de Panamá, México y la contactan y compran sus prendas (pues ha pasado).

Ella quiere reabrir la tienda física cuando ya genere las suficientes ganancias, pues cuando realiza visitas a domicilio se ve envuelta en un dificultades de seguridad con sus clientes, pues no todos aceptan.

Consejos de negocio

Ivannia ha enfrentado distintos desafíos en los cuáles han sido valiosas lecciones y brinda estos consejos para las personas que estén pensando o empezando a emprender:

Lecciones emprendedoras
1- Cualquier persona puede ser emprendedor
“Sí, es difícil y tal vez la idea que se tenía al principio cambie o se moldee en el tiempo, pero si uno tiene ganas, hay que ponerle corazón, empeño, y salir adelante. Yo creo que el emprendimiento es el futuro”.
2- Evalúe el producto antes de meterlo al mercado y escuche al cliente
Pasé mucho tiempo pensando en que rápido el negocio iba a ser rentable. Evalúe los pros y contra, y haga pruebas en el mercado una, dos, tres o las veces que sean necesarios”.
3- Mejor abrir una tienda en físico cuando el negocio ya sea rentable
Tener una tienda no significa que el negocio va a arrancar o ser rentable”.
4- Es necesario prepararse
“Llevar un curso de emprendiemiento es fundamental, porque a pesar que la técnica yo la tenía muy clara, en las ventas no tenía ningún tipo de experiencia”.