Las amigas que se aliaron y crearon una pastelería para perros

Guau Bakery vende por medio de Facebook

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A inicios del 2015, mientras conversaban y tomaban café, a la publicista Jackie Arias y a su amiga Mariel Chavarría se les ocurrió que podían unirse y fundar un negocio que ligara su pasión por los perros y sus profesiones.

Su amor por los canes es tal que Jackie tiene cuatro perros y Mariel dos.

Ambas querían tener otra alternativa de ingresos, más allá de sus trabajos convencionales.

Como Mariel es nutricionista, surgió la idea de preparar pasteles y meriendas para estas mascotas.

Su objetivo sería dirigirse a aquel público que considera a sus perros como parte de su familia, tanto así que hasta celebran sus cumpleaños y les hacen fiestas. Así fue que nació la pastelería canina Guau Bakery.

Entrevistaron a veterinarios e investigaron bastante para saber qué podían comer los perros y qué no.

Luego, experimentaron con varias recetas y crearon diferentes snacks, como galletas, queques, cupcakes y popcakes (bolitas de queque).

Sus propios perros fungieron como sus primeros consumidores para el control de calidad.

Para la elaboración de los alimentos usan ingredientes naturales como vegetales, avena, yogur, trigo, arroz, frutas (como manzana) y también pollo y carne. El lustre de los queques está hecho de queso crema.

Según Arias, no se emplea sal, azúcar ni preservantes.

Una vez que tenían una oferta preparada, abrieron una página en Facebook y su primer pedido lo recibieron en setiembre de ese mismo 2015.

Esa primera venta fue todo un acontecimiento para ellas: salieron corriendo a comprar el empaque, Mariel iba bastante estresada a entregar el producto y, al dirigirse al sitio, la aplicación Waze las mandó por una dirección que no era.

Finalmente logró cumplir con lo solicitado y el cliente quedó contento. Oficialmente, su empresa había arrancado.

Desde ese día hasta la fecha, el negocio ha crecido considerablemente y reciben, en promedio, cinco pedidos por semana.

En cada entrega las jóvenes acumulan nuevas experiencias. Por ejemplo, en las fiestas de los perritos adoptados no siempre se tiene clara su fecha de nacimiento ni su edad, pero se celebra el día de la adopción.

“Todas esas historias nos motivan a nosotras y nos hacen un poquito más feliz todos los días”, manifestó Arias.

Las jóvenes están sacando los permisos correspondientes para empezar a vender sus alimentos en las veterinarias y les gustaría, más a largo plazo, ingresar a los supermercados.