Tres situaciones lo han obligado a empujar su negocio de compresas y en una casi perdió la vida

Con la crisis por el COVID-19 apenas se vende el 40% de lo normal, pero ya implementa las estrategias para impulsar la comercialización de los nuevos y de los actuales productos

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Jeffrey Arce inició su empresa Congel Plus porque sufría un problema en su columna y empezó a investigar cómo resolverlo.

Se concentró después en la empresa familiar ICE Pack, pero lo retomó cuando una inundación arrasó con las instalaciones y él casi pierde la vida.

Ahora se vino el COVID-19, que lo ha puesto a diseñar nuevas estrategias para levantar la operación.

Cada situación lo obligó a reaccionar impulsando el negocio.

Jeffrey es oriundo de Cartago. En el colegio le empezaron a dar dolores de espalda debido a una escoliosis (una curvatura en la columna).

“Ciertos movimientos y ejercicios me daban dolores muy fuertes”, cuenta.

De joven, aguantaba las molestias normales. Incluso jugaba en las ligas menores del Club Sport Cartaginés y estaba a punto de negociar contratos.

También sufrió tres los episodios, que duraban de tres a cuatro semanas, donde ni vestirse podía: uno de joven, otro hace diez años y el último hace tres años.

En cada uno de esos episodios lo infiltraban. Es decir, le aplicaban una inyección en la columna con un relajante muscular. Básicamente antiinflamatorios.

Luego seguía una interminable seguidilla de sesiones de terapia física cada 15 o 22 días durante tres o cuatro meses.

Después a terapia preventiva una vez al mes.

Tenía que ir al iba al Centro Nacional de Rehabilitación (Cenare), ubicado detrás del Hospital México, en La Uruca, y a un especialista.

Parte del tratamiento era aplicarse cada hora “frío y calor”, con unas compresas pequeñas que se desgastaban rápidamente y obligaban a estar comprando dos cada quincena.

Lo que ocurría era que el plástico se estiraba al meterse en el microondas. Incluso se quemaba.

El procedimiento de “frío y calor” le hacía muy bien.

Estudiando administración de negocios en el Instituto Tecnológico de Costa Rica empezó a investigar.

Tardó dos años.

Iba a un ritmo lento porque le ayudaba a la mamá, Bernarda Villalta, en la empresa que ella había creado, ICE Pack de Costa Rica.

La compañía, con más de 20 años, está ubicada en San Francisco de Dos Ríos. Produce empaques con un gel que se congela y sirve para los productos que tienen que manejar cadena de frío. Sus clientes son empresas exportadoras, en especial.

ICE Pack había logrado un importante contrato y debían enfocarse en este proyecto.

Como no tenían Internet, aprovechaba cuando iba al TEC para investigar, casi siempre de 9 p.m. a 12 a.m.

En el 2005 participó en un curso de emprendedores que terminaba en una feria ahí en el TEC. Vendió las 200 muestras de compresas que llevó y quedó en cuarto lugar.

A las tres semanas participó en otro concurso de universitarios emprendedores, para el cual había que realizar un curso de dos meses, y ganó la categorìa de servicios y manufactura.

“Me empezaron a llamar de empresas para pedir productos y apenas cumplia los pedidos.

Para la fabricación de las compresas, él subcontrata una parte y siempre debe hacerse cargo de otra.

"El negocio de la familia estaba creciendo y llegaron contratos importantes”, explica Jeffrey.

Pero, como a todo lo bueno, casi siempre le sigue un percance.

Hace seis años un fuerte aguacero provoca que uno de los ríos de San Francisco de Dos Ríos se rebalse y arrastre con las instalaciones de ICE Pack.

Jeffrey queda atrapado y casi pierde la vida, pero logra saltar a un Frontier donde ya estaban tratando de ponerse a salvo otras seis personas.

La inundación se llevó las bodegas y el 90% de los equipos y productos.

Con su madre Bernarda y su hermana Andrea analizan qué hacer. Jeffrey se mantendrá en la empresa, pero sin salario.

Volver a una situación de normalidad les llevó dos años, con ayuda de otras empresas y proveedores amigos que les ofrecieron diferentes tipos de facilidades, desde espacio en bodegas hasta no cobrarles las cuentas por pagar pendientes.

La comprensión de los clientes también les dio alivio.

Jeffrey decidió meterse de lleno a las compresas, pues ya estaba casado con Karla Jara y tenía un hijo. Actualmente el matrimonio tiene tres hijos.

El negocio empezó a desarrollarse hace cinco años y sus productos se están comercializando en las farmacias de los supermercados Walmart y las cadenas Fischel y Sucre, Arboleda y AM PM. con gel plus desde hace cinco años.

Otros puntos de venta incluyen varias clínicas de terapia física, fisioterapeutas independientes, tiendas que venden equipo médico y algunos gimnasios.

Congel Plus también vende en redes sociales.

El portafolio incluye compresas de frío para moretones, inflamación, dolores de espalda, dolor de nervio ciatico, contracturas, calambres, desgarres, esguinces, tensión muscular o inflamaciones por operación de rodillas.

Las compresas calientes se aplican para rinitis, sinusitis, dolores menstruales, fibromialgia, para relajación muscular y bajar estrés.

“No es la pomada canaria, pero realmente funciona”, dice Jeffrey.

Y en eso estaba cuando se vino la pandemia del COVID-19.

Actualmente se vende el 40% de lo que se colocaba antes de la crisis y, aunque en las últimas semanas aumentaron, hay que generar ingresos para una planilla de cuatro personas en forma directa.

Además, se subcontrata una parte de la fabricación, por lo que otras personas también sufren el impacto de esa caída.

Para empezar a salir de la crisis, Jeffrey está impulsando la comercialización de los productos.

Lanzó su sitio web para compras en línea.

Aumentó también el producto de reserva (lo suficiente para que el inventario no llegue a afectar la liquidez), pues tampoco puede darse el lujo de que le hagan un buen pedido y no pueda atenderlo.

Adicionalmente está lanzando nuevos productos, como las compresas faciales (para cirugías de quijada, por ejemplo, en odontología) y cirugía plástica, así como compresas para deportistas de alto rendimiento.

Jeffrey adelantó que va a comercializar un chaleco para deportistas.

Este chaleco ya lo usó la Selección Nacional de Fútbol de Costa Rica que participó en Brasil, diseñado para refrescar, regenerar el músculo y desinflamar los golpes recibidos por los jugadores.

Para él también hay una oportunidad de mercado en la actualidad, pues quienes están haciendo ejercicios o teletrabajo requieren compresas para los problemas físicos que suelen surgir.

Todas estas medidas permitirían que la operación de la empresa pase de media jornada a la normalidad.

Jeffrey espera que ocurra en pocas semanas.