Libro de la FAO sugiere crear sistemas agroecológicos en pymes

Documento dirigido a pequeños agricultores de países en desarrollo

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Leticia Vindas

Ayudar a las familias campesinas de bajos en ingresos en el mundo en desarrollo -unos 2.500 millones de personas- a ahorrar en los costes de producción y crear sistemas agroecológicos saludables, es el objetivo de la nueva publicación de la FAO “Ahorrar para crecer”.

Este documento permitirá a los pequeños agricultores en los países en desarrollo maximizar los rendimientos y dedicar sus ahorros a salud y educación.

El modelo “ahorrar para crecer” incorpora un enfoque ecosistémico que aprovecha la contribución de la naturaleza para los cultivos: materia orgánica del suelo, regulación del flujo del agua, polinización y depredadores naturales de las plagas. Se aplican insumos externos en el momento y en la cantidad adecuada, ni más ni menos de los que la planta necesita.

El enfoque se basa en las lecciones aprendidas de la “Revolución verde” de la década de 1960, que se centró en aumentar la producción agrícola sin prestar demasiada atención al medio ambiente.

Mejorar las técnicas

Décadas de agricultura intensiva pueden haber degradado las tierras fértiles y agotado los acuíferos, provocado un recrudecimiento de las plagas, erosionado la biodiversidad y contaminado el aire, el agua y el suelo.

Este enfoque nuevo deriva en parte de las técnicas de la agricultura de conservación (AC), que utiliza -o minimizan- el arado y la labranza, preservando de este modo la estructura y buena salud del suelo. Los residuos de las plantas cubren los campos y se alterna el cultivo de cereales con el de legumbres que permiten enriquecer el suelo.

Otras técnicas incluyen el riego de precisión, que permiten una mayor producción por cada gota de agua, y la “colocación precisa” de fertilizantes, que puede duplicar la cantidad de nutrientes absorbidos por las plantas.

El manejo integrado de plagas, con técnicas que evitan el desarrollo de plagas y minimizan la necesidad de pesticidas, es otro elemento clave de la iniciativa.

Estos métodos permiten que los cultivos se adapten al cambio climático y puedan no solamente producir más alimentos, sino también reducir la necesidad de agua de los cultivos en un 30 y los costes de la energía en hasta un 60%.

En algunos casos es posible incrementar los rendimientos hasta seis veces, según demuestran los ensayos con maíz realizados recientemente en África meridional. Según un estudio, los rendimientos medios de las explotaciones que aplicaban este tipo de técnicas en 57 países de bajos ingresos aumentaron en casi un 80%.