Marroquinerías Yenory abre su primera tienda en Escazú

Yenory Cordero, dueña y diseñadora de MY Leather Fashion, cumplió su sueño de abrir su propia tienda. Antes vendía sus productos desde su casa

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Después de 17 años de luchas y haber pasado los últimos años vendiendo sus bolsos directamente desde su casa, Yenory Cordero, dueña y fundadora de Marroquinerías Yenory abrió este viernes su primera tienda en Escazú.

El local ubicado en Plaza Boulevard, Escazú, vende los bolsos y accesorios en cuero fino que ella misma diseña y que son confeccionados a mano por sus colaboradores en el taller artesanal. Todos los diseños son únicos.

Yenory Cordero se ríe y dice que el traje de "diseñadora" le queda grande, al igual que el de "luchadora". En los últimos 17 años, Yenory le ganó la batalla cuatro veces al cáncer de tiroides crónica, superó episodios de depresión, se enfrentó a un divorcio, creó una empresa y la sacó a flote en los momentos cuando estuvo al borde de la quiebra.

"Cuando entré me puse a llorar, porque para mí es un sueño. Mis hijos, mis yernos y hasta mis nietos estábamos ayer (el martes) montando los bolsos en la tarde. Yo creo que este es el comienzo de una cadena de tiendas, esta es la primera de muchas", dijo entusiasmada la diseñadora de 63 años.

Desde que fundó Marroquinerías Yenory, hace 11 años, Cordero ha vendido sus bolsos llevándolos ella misma a las tiendas, enviándolos al extranjero, luego exportando pequeñas cantidades y recibiendo a sus clientes en su casa, donde está su taller.

La idea de abrir una tienda tomó fuerza desde noviembre del año pasado, cuando la empresaria acudió a una rueda de negocios en la Unión Europea, como parte de un programa de cooperación entre la Unión Europea (UE) y el Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC), cuya experiencia dice que le "cambió su perspectiva de negocio".

"No puede entender la impresión que me llevé. Nos reunimos con clientes que tenían un gran interés en productos centroamericanos y de Costa Rica. Encontré dos nuevos clientes que querían vender mis productos en Holanda y Austria y cuando me llamaron y me dijeron que habían valorado mis bolso en 1.000 euros cada uno, yo no lo podía creer", revela con asombro.

Aunque sus bolsos fueron valorados a tan alto precio en la Unión Europea, Cordero dice que en su tienda va a mantenerlos a un precio más accesible para las mujeres costarricenses.

"En el silencio de la noche yo diseño mis bolsos como terapia", cuenta. "Han sido mi bendición. Me han transformado. Dios me ha dado muy buenas oportunidades en la vida y si estoy aquí no voy a desperdiciar un segundo. Yo amo el cuero, tocarlo, olerlo, sentirlo... seguiré luchando, trabajando y enamorada del cuero", afirma.

17 años en un sube y baja

Yenory Cordero es citotecnóloga de profesión y trabajó 20 años diagnosticando pacientes con cáncer en el Hospital México. Sin embargo, debido a reiteradas incapacidades por episodios de depresión ligados a la situación de su matrimonio, fue despedida de su trabajo.

"Fue una situación bastante difícil para mí porque yo había hecho un préstamo para construir mi casa y tenía mis hijos pequeños. El temor de perder mi casa me llevó a sacar todo lo que tenía adentro para sobrevivir", cuenta.

Fue así como inició a vender periódicos y helados de sorbetera, y hasta empeñó algunas joyas que tenía, para luego pasar a traer bolsos y accesorios de fantasía de Estados Unidos y venderlos a sus familiares y a tiendas.

"Los bolsos eran chinos, de esos que hay hoy en el mercado. Pero hace 17 años era todo un boom. Sin embargo me los empezaron a devolver porque se rompían, se les caían partes y yo no sabía qué hacer", dice.

Al punto de la quiebra, Yenory decidió comenzar a hacer sus propias carteras, con materia prima de calidad. Investigó sobre la marroquinería, aprendió a hacer forros y luego a hacer los bolsos. Ahí fue cuando nació Marroquinerías Yenory.

"Vendía en Yamuni, La Gloria, Llobet, El Buen Gusto en Liberia, todas las tiendas grandes de la época y recorría todo en bus, con la bebé en la cadera y jalando los bolsos", recuerda.

Aunque pasó un momento de estabilidad, su negocio tuvo problemas cuando incursionaron con fuerza la importación de bolsos chinos en el mercado nacional. "En comparación con los precios que yo les podía ofrecer a las tiendas, era mucha la diferencia y me empezaron a sacar del mercado".

Pese a la dificultad, Yenory ideó cambiar su mercado y vender sus bolsos en el extranjero. "Le mandé algunas carteras a amigos y familiares que vivían fuera del país y ellos se encargaron de vendérmelos", relata.

Eso le generó una clientela que fue creciendo por medio de recomendaciones y publicidad boca-en-boca. "En ese proceso es imposible olvidar que fui diagnosticada de cáncer cuatro veces y que todavía soy una paciente en remisión", dice.

Hoy en día el 80% de los bolsos que produce Marroquinerías Yenory se exportan a Estados Unidos, Francia, Australia, Bélgica, Canadá y Puerto Rico.

Después de realizar talleres y capacitaciones para fortalecer su negocio, exportar y mejorar la calidad, la empresa logró contar con el Sello Pyme y ahora evalúa incorporar la certificación Marca País a sus productos.

Para informarse más sobre su historia, lea el artículo "La empresaria que no se amedrenta ante la crisis y ahora rediseña su negocio", escrito en el 2011.