Más que dejar de ser empleado y tener su empresa, ofrecer novedades según las tendencias

Oscar Soto quería ser independiente, así como tener sus horarios e ingresos propios. Pero no en cualquier campo; él se decidió por ofrecer productos y desarrollar un negocio verde.

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Carlos Cordero

pymes@elfinancierocr.com

En medio del ajetreo propio de la primera etapa de su carrera laboral y tras terminar una maestría en el Instituto Tecnológico de Costa Rica, Oscar Soto se decidió por ser independiente y lanzarse al agua con su propia empresa.

No podía ser un negocio tradicional. Por eso fundó una empresas en el campo de la distribución de productos para ahorro de energía en las plantas de manufactura y en oficinas, innovadores y certificados en Estados Unidos y Canadá, fabricados por firmas de esos orígenes.

Todavía no tiene oficinas para su compañía, denominada Proyectos de Conservación de Energía (Procoen), pero sí tiene sitio web www.procoen.com y varios prospectos, pues entre la novedad de los productos que vende y la incipiente cultura ambiental en las empresas le toca abrir brecha.

La idea le vino cuando recibió una capacitación y una certificación en un curso en Seatle, en la costa oeste de Estados Unidos, y encontró que había muchos productos novedosos de ahorro de energía.

“Llevaba 11 años en ventas y podía ver que había una oportunidad para este tipo de productos. Me acerque a los fabricantes y actualmente represento a 15 marcas, una es francesa y el resto son estadounidenses. Todo contra pedido”, explicó.

Su portafolio de productos incluye soluciones para tarjetas de encendido de energía en habitaciones de hoteles; y medidores de consumo de combustible, que cuenta con un premio de la revista Mecánica Popular.

También ofrece chaquetas de aislamiento para calderas, hornos y otros equipos o conductos que generan altas temperaturas en las plantas; y sistemas para aprovechar la luz natural.

Incluso puede proveer a turbinas eólicas (para generación de energía en zonas con fuertes corrientes de viento); y películas para vidrios que disminuyen la incidencia del calor solar en los edificios, aprovechar la luz natural y disminuir el uso de aires acondicionados.

En el caso de los sistemas para aprovechar la luz natural se utiliza un ducto y un difusor para transporta esa luz a habitaciones, oficinas o bodegas oscuras, que tengan techo totalmente cerrado. Según Soto se ahorra hasta 30 toneladas de C02 y se logran ahorros en gastos de electricidad para iluminación.

No le es fácil la tarea. Son productos muy novedosos y dice que muchos no han sido probados aquí (como una lámina que absorbe el calor del techo y se coloca en el cielorraso).

Pero su principal obstáculo es que en las empresas lo ponen a convencer a los ingenieros, cuando el éxito de los proyectos de este tipo se da si el gerente general y la alta dirección se involucran en su implementación.

Para evangelizar a las empresas en los productos de ahorro energético que vende debe recurrir a estudios y experiencias de otros países.

Lo que me dio para iniciar la empresa fue la independencia, el ser dueño de mi tiempo y que me apasiona el tema de la energía en empresas y en la industria”, se justifica. “Al principio empecé medio tiempo, pues con un trabajo podía tener ingresos permanentes para solventar los gastos. Conforme empezaron a darse las ventas y me dieron las líneas de productos más fuertes, que requieren más tiempo, vi que tenía de darle 100%. Todavía me sostengo con los ahorros que tenía”.

La fe está en uno o dos negociaciones que espera se concreten pronto, con las cuales podría obtener los ingresos suficientes para no tener preocupaciones durante lo que resta del año y así poder hacer crecer las ventas, los ingresos y tener utilidades.

Pero, más allá de las preocupaciones de cuando se inicia un negocio, lo que más se enfoca es que el cliente tenga claro cuáles son los beneficios que va a recibir, para que la solución realmente tenga beneficios comprobables y que no se le “queme” la empresa.

El principal cambio -respecto a su situación de asalariado anterior- es que antes reportaba a otros y eran otros los que se encargaban de las planillas, las cuentas bancarias, la proveeduría, el cobro y todas las demás tareas administrativas.

Ahora debe vérselas con todo: órdenes de compra, el seguro de él mismo ante el Instituto Nacional de Seguros y la Caja Costarricense del Seguro Social (un requerimiento para tener la empresa legal y por exigencia de sus propios clientes).

“En muchas empresas me piden que para poder ingresar debo tener seguro de riesgos profesionales y estar asegurado en la Caja por aquello de algún accidente imprevisto cuando visito una planta”, explica.

Para más adelante, cuando ya tenga más ventas y pueda contratar personal, quedará la delegación de tareas administrativas, pues lo suyo es la venta, estar con el cliente.

Y en esto tiene una filosofía clara de lo que debe ofrecer su empresa. “No vendo cosas que otras compañías competidoras ya vendan. Debe ser soluciones novedosas”, insiste con firmeza.