Biotecnólogos encuentran inversiones que les permiten crecer en el país

Emprendimientos encuentran financiamiento que les permiten crecer en el país

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Suero de leche que produce biodiesel , raíz de flor de muerto que se convierte en sustituto para los agroquímicos, microARNs que combate el cáncer de páncreas.

Tres embriones de la biotecnología han logrado encontrar tierra fértil para nacer y crecer en Costa Rica. Sus padres, David García y Christian Marín, tenían la idea y el talento pero, además, consiguieron lo que más cuesta: un inversor que creyera en ellos.

García es creador de dos de estos emprendimientos. Plantech, que desarrolla sustitutos orgánicos para los agroquímicos, logró recaudar $75.000 luego de dos años de ruedas de negociación con inversores privados.

Cibus 3.0 también es un proyecto de García con el que se producirá biodiesel a partir del suero de la leche. Es la primera empresa de biología sintética en el país y está en negociaciones con la inversora Ícaro para empezar.

El caso de Christian Marín es particular porque su idea nació en el extranjero pero echará raíces en Costa Rica. Se trata de Speratum, laboratorio que se dedicará a explorar cómo combatir el cáncer de páncreas por medio de moléculas microARNs.

Su empresa encontró capital con la inversora Carao Ventures.

La biotecnología aprovecha el desarrollo celular y de las biomoléculas para desarrollar servicios y productos mediante métodos altamente tecnológicos.

Su desarrollo en el país no es nuevo. Empresas como Biotech, laboratorios Stein o Lisanatura acumulan ya varios años de experiencia. Lo que sí es nuevo es el apoyo financiero que han comenzado a recibir los proyectos y que ese apoyo venga, precisamente, de empresarios costarricenses.

En medio de la conferencia BioTica, organizada por el Instituto Tecnológico de Costa Rica para crear oportunidades entre empresas y universidades, David García comenta que en los últimos dos años él empezó a vislumbrar un apoyo más real para los emprendimientos en esa rama.

Sin embargo, las dificultades no escasean. Uno de sus mayores obstáculos para implementar nuevos proyectos es el alto costo de los equipos que se necesitan en la producción.

Dar con alguien que crea en el proyecto tampoco es tarea sencilla. El primer paso para el éxito, dice Christian Marín, es encontrar la forma correcta de ofrecerlo. “Hay que hablar en el mismo idioma que el inversor”, dijo.

Cuando el proyecto se va a presentar frente a empresarios, el emprendedor debe priorizar hablar del producto final y no de la investigación, explicó Carlos Encinas, especialista mexicano.

Encontrar ese punto medio entre la ciencia y el mercado es una de las mayores dificultades a las que se han enfrentado los tecnólogos, en general, en Costa Rica.

La vinculación de la universidad con las empresas es un reto para la tecnología, señala el Estado de la Ciencia y la Tecnología.

El objetivo de las universidades ahora, dice García, es que las empresas transnacionales no lleguen al país solo a absorber el talento humano sino que compren los productos costarricenses que desarrollen los nuevos emprendedores.

Otro de los casos de éxito de costarricenses en la biotecnología es el de Marco Chacón, fundador de una empresa de servicios biotecnológicos en Estados Unidos, llamada Paragon Bioservices, con 23 años de experiencia.

Para él, los inversores buscan proyectos que tengan posibilidades reales de concretarse. “Debe estar convencido de que es bueno en lo que hace para buscar capital de riesgo”, dijo.