Columna Conectados: Resiliencia, ética y cambio

Como individuos interdependientes del otro debemos entonces hacernos la siguiente pregunta: partiendo que Dios y la naturaleza nos ha dado la capacidad de adaptarnos y aprender de las tragedias, ¿a cuál estado “normal” queremos regresar una vez superemos la actual crisis?

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Como presidente de la Asociación de Profesionales en Continuidad de Negocios (ACPCN) me preguntan sobre resiliencia en los negocios. Hace muchos años y para un contexto de continuidad de negocios y tecnologías de información escribí un artículo para una revista regional. Hoy en medio de la pandemia del Covid-19 quiero extraer algunos fragmentos y conceptos y aplicarlos a nuestras vidas como residentes de este hermoso planeta Tierra.

Resiliencia es la habilidad de recuperarse rápidamente de contratiempos o trastornos. Etimológicamente viene del Latín “resilio” (rebote) y tiene diferentes significados según la disciplina en que se trate el tema. Así, por ejemplo, en ingeniería la resiliencia es la capacidad de un material de recobrar su forma original después de someterse a una presión deformadora.

En la ecología de comunidades y ecosistemas el término resiliencia tiene un uso similar, ya que indica la capacidad de éstos de absorber perturbaciones sin alterar significativamente sus características de estructura y funcionalidad.

En psicología el término resiliencia hace referencia a la capacidad de los sujetos para sobreponerse a tragedias o periodos de dolor emocional; es la capacidad del individuo de reaccionar y recuperarse ante las adversidades. Cuando un sujeto o grupo humano es capaz de hacerlo se dice que tiene resiliencia adecuada y la capacidad de sobreponerse a contratiempos o, incluso, resultar fortalecido por los mismos. En la opinión de algunos conductistas la resiliencia se reduce a una suerte de “flexibilidad social adaptativa” y eso explicaría, por ejemplo, por qué algunos niños de la calle logran superarse a pesar de vivir rodeados de un ambiente de drogas, miseria y prostitución.

Como individuos interdependientes del otro debemos entonces hacernos la siguiente pregunta: partiendo que Dios y la naturaleza nos ha dado la capacidad de adaptarnos y aprender de las tragedias, ¿a cuál estado “normal” queremos regresar una vez superemos la actual crisis? ¿Queremos volver al egoísmo, consumismo e idolatría de falsos héroes y engañosa fama? ¿Queremos volver al status quo inicial o debemos aspirar a reconstruir una sociedad más justa, más equitativa, más libre y humanista? Tenemos la posibilidad de hacer las cosas diferente y construir un nuevo modelo donde la tecnología, la producción, el sector público y privado realmente trabajan juntos al servicio de las mayorías.

Que la ética y la razón nos hagan seguir el camino del cambio; un cambio de paradigmas, un cambio transformacional genuino. Así saldremos verdaderamente fortalecidos y en capacidad de superar la siguiente tragedia colectiva.

Para conectarnos de nuevo como individuos sociales tenemos que cambiar, esta pandemia es la mejor oportunidad.