Columna Scientia: Cambio climático e innovación en agricultura

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Se dice que crisis y oportunidad son caras de la misma moneda. La crisis resultante del cambio climático y el calentamiento global es cada vez más evidente y el pronóstico, de acuerdo con los modelos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), es que Centroamérica será el punto más caliente de las regiones tropicales del mundo.

Esto tendrá un impacto directo en un elemento vital, el agua, y repercutirá en su disponibilidad para consumo humano, agricultura, salud, biodiversidad y generación eléctrica, entre otros. Centrándonos en la agricultura, la pregunta es ¿cómo podremos minimizar el impacto de ese cambio y adaptarnos a él para producir los alimentos que requerimos?

El consenso creciente entre expertos en agricultura y conservación de biodiversidad es que debemos integrar ambas actividades, históricamente consideradas antagónicas a pesar de que la agricultura es un uso de biodiversidad domesticada. Lamentablemente, la forma en que hemos venido haciendo agricultura ha tenido un altísimo impacto ambiental.

Según expertos, debemos innovar la forma en que hacemos agricultura, volviéndola más amigable con el ambiente. Esto implicará el rediseño de los sistemas de producción, pasando de los monocultivos actuales a agroecosistemas sostenibles, con una mayor diversidad de especies cultivadas en la finca. Pero también introduciendo en el agroecosistema más vegetación silvestre en cercas vivas, franjas de sombra, en suelos degradados y marginales, o para la protección de acuíferos, cuencas rivereñas y humedad del suelo.

Además de la finca, tendremos que rediseñar el territorio, para que sea “climáticamente inteligente”, como lo proponen la FAO y el Catie. Solo combinando lo silvestre y lo cultivado podremos garantizar agua para consumo humano, producción de alimento y servicios vitales de ecosistemas silvestres.