Columna Scientia: Ciencia desarrolla métodos para medir la felicidad

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La felicidad con la vida que se tiene es una aspiración humana, consagrada como derecho en varias Constituciones y objeto de investigación científica reciente. Es un indicador mejor que el PIB para formular y orientar las políticas públicas, según los primeros ministros de Inglaterra, Alemania, Corea del Sur, Bután y las Naciones Unidas.

Científicos de la felicidad como Martin Seligman, de Pensilvania, y Daniel Gilbert, de Harvard, economistas como Jeffrey Sachs, de Columbia, Daniel Kahneman, de Princeton (Premio Nobel), y George Loewenstein, de Carnegie-Mellon, afirman que las actitudes, valores y los proyectos de vida, por sobre los bienes materiales, son los resortes del sentimiento de felicidad; que sus mayores destructores son la depresión y el miedo, y que los humanos felices son más productivos y viven más.

Naciones Unidas publicó recientemente el segundo “Reporte Mundial de la Felicidad 2013”, con base en un riguroso enfoque metodológico avalado por la OCDE y el análisis del más grande cuerpo de datos (156 países) que integra seis variables independientes: libertad personal para tomar decisiones vitales, expectativas de llevar una vida saludable y envejecer bien, la red de apoyo social, ausencia de corrupción, la solidaridad/generosidad y el PIB per cápita.

En el ranking Costa Rica obtiene el puesto décimo segundo del mundo con 7,26 puntos (es el segundo país de toda América –Canadá es sexto– y el primer país en desarrollo de la tabla), está mejor que Asia, Europa Oriental, meridional, incluyendo potencias occidentales como Alemania, Francia e Inglaterra. Togo es el país “menos feliz de la tierra” con 2,94 y Dinamarca es el primer lugar con 7,69 puntos.

Hay países donde la infelicidad es masiva, por la pobreza y el miedo en que viven sus habitantes; donde se puede experimentar felicidad como una emoción pasajera, pero prevalece la tristeza sobre la vida que se tiene.