Columna scientia: Costa Rica debe avanzar hacia una Tercera República digital

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Los problemas de pago a los maestros traen a la mente algunas prácticas básicas de la TI y, de nuevo, pone en la mesa el tema del Gobierno Digital (E-Gov).

Entre las primeras cosas que aprende un informático está el Plan de Contingencia. No trata solamente de la posibilidad de poder echar hacia atrás una implementación, sino también de las pruebas con pequeños universos representativos. Además, la implementación escalonada debe ser mandatorio cuando sea posible.

Pedro Grullo dice que una operación puede invertir en las mejores soluciones, pero, si la parte humana no está a altura, se trabaja en vano.

Pareciera que nadie sabe bien qué pasó con Integra 2. El exministro dice que la transición funcionó en la mayoría de los 75.000 funcionarios, pero que hubo problemas con una minoría que no recibió pago o le llegó incompleto. De ser así, sería solo cuestión de tiempo para que, con la lección aprendida, los maestros vuelvan a las aulas, y los encargados del sistema se hayan graduado al fragor de la batalla.

El Gobierno Digital debe de ser una política pública, abierta y en constante estado beta que tenga como objetivo el bienestar de los administrados, y ya no aquella odiosa costumbre de usarlo solamente como propaganda oficial del Gobierno. Todo esto sería estéril si las personas desconocen las nuevas herramientas. Y es que el E-Gov no es un fin en sí mismo. Su objetivo real ha de ser siempre los administrados que deben evolucionar para convertirse en ciudadanos digitales.

Es un buen momento para que Costa Rica emprenda un viaje contingente hacia un Estado que le apueste a la interoperabilidad, la neutralidad de la Red, la neutralidad tecnológica, el principio de separaciones y la equivalencia funcional. Algunos dicen que la Segunda República llegó a su fin; entonces que nazca una Tercera República Digital por el bien de todos.